Ni elecciones ni crisis disuaden a los británicos de preservar su potente industria financiera. No regularán más los mercados financieros ni tienen intención de hacerlo. Así lo expresó ayer en Berlín el nuevo primer ministro, David Cameron, en su visita de cortesía a la cancillera alemana, Angela Merkel, tras reunirse en París con el presidente francés, Nicolas Sarkozy.

La defensa de la City británica, de los intereses propios, por tanto, pesan más que cualquier otra consideración, pese a los llamamientos de Cameron a una zona euro "fuerte" que favorezca las exportaciones británicas. Una de las razones del encuentro son los preparativos de la reunión del G-20 en la que Merkel quiere implantar una fuerte regulación en los mercados, tesis contraria a la que defienden desde Londres para proteger los intereses de su industria financiera.

De hecho, los fondos de alto riesgo radicados en la City de Londres están en el blanco de todas las críticas. Se les acusa de agravar la crisis financiera internacional, de poner en peligro economías de países como Grecia o España. De ir a por el euro. Los hedge funds, término en inglés que admite traducciones como "fondo de inversión de alto riesgo", "instrumento de inversión alternativa" o "fondos especulativos", son monstruos creados por el sector financiero, que ahora los gobiernos de uno y otro lado del Atlántico tratan de controlar. A ellos se atribuye, entre otras desgracias, la operación de acoso y derribo al euro.

COARTADA ELECTORAL Esta semana, el presidente de EEUU, Barak Obama, ha dado los primeros pasos hacia una ley para reformar Wall Street. Días antes, Bruselas presentó un plan para aportar transparencia a un sector sin supervisión hasta ahora. El asunto debía debatirse en marzo pasado, pero al entonces primer ministro británico, Gordon Brown, con la campaña electoral a la vuelta de la esquina, no le convino. La discusión se retrasó, con consecuencias nefastas durante tres semanas para la eurozona, que agravó tanto la crisis financiera como la de la deuda. Finalmente, los ministros de Economía europeos adoptaron los que pueden ser los primeros controles de los fondos especulativos y de capital de riesgo, "dos sectores que a los ojos de muchos ejemplifican el rostro más feo del mercado libre capitalista", según The Economist.

La nueva regulación perseguirá a los especuladores capaces de tumbar, según afirman sus críticos, a un país entero. "Necesitamos que la industria financiera sea honesta con nosotros", advirtió Merkel, que ha aplicado una regulación por su cuenta. "Si no se comporta honestamente, puede que no vayamos a tomar la decisión correcta técnicamente, pero vamos a tomar la decisión correcta políticamente". El plan del Ecofin salió adelante a pesar de la oposición del Reino Unido. El nuevo titular de Finanzas británico, Georges Osborne, ha aceptado lo que le dieron hecho el resto de su colegas europeos. La coalición gubernamental de conservadores y liberales, recién estrenada, no ha tenido tiempo para elaborar una respuesta a la directiva de regulación. Pero, ¿por qué el Reino Unido se opone a un mayor control de los especuladores? Parte de la explicación reside en la importancia de la City de Londres y en la recaudación que este tipo de operaciones reportan a la hacienda británica.