Otra sesión más de castigo y ataque sin respuesta. Claro que si la mano de quienes se dicen tus amigos se desvía del hombro y acaba aterrizando en tu cuello, es difícil que tus enemigos se comporten de forma más bené- vola. Europa sigue sin ser capaz de tocar las teclas adecuadas para parar la sangría de la deuda pública. Demasiados dedos queriendo tocar demasiadas teclas a la vez, muchas de ellas discordantes.

Las previsiones económicas que la Comisión Europea publicó ayer supusieron todo un bofetón a los intentos de España de recuperarse en los mercados. Bruselas estima que el déficit será del 6,4% el año que viene y del 5,5% en el 2012, frente al compromiso del Gobierno de situarlo en el 6% y el 5%, respectivamente. Una diferencia que se explica porque el Ejecutivo español cree que la economía, y por tanto los ingresos públicos, crecerán más de lo previsto por su homólogo comunitario.

Resulta difícil defender que la Comisión no haga públicas sus previsiones o las altere para echar una mano. Pero también es cierto que vivimos una situación de excepcional emergencia y que las autoridades no están sabiendo pararla.

El fin de semana se aprobó la ayuda a Irlanda (un plan de 85.000 millones) y el nuevo mecanismo europeo de rescate, que entrará en vigor en el 2013 y que incluye la famosa quita a los acreedores, impuesta por Alemania y que tanto temor vendedor ha provocado a los inversores.

Como era de esperar, esta última decisión resultó igual que echarle gasolina al fuego. El diferencial del bono español a 10 años con el alemán de referencia llegó a superar los 270 puntos básicos. El interés de los títulos españoles alcanzó el 5,4%. Cada vez está más cerca del nivel de entre el 6% y el 6,5% que muchos analistas marcan como el punto de no retorno a partir del cual será inevitable el rescate.

La prima de riesgo española, además, subió más que la de Grecia (que ayer retrasó la devolución de su ayuda varios años), la irlandesa, e incluso la portuguesa. Toda una prueba de que los especuladores tienen al país en la diana: es la pieza grande a cobrar en esta cacería. Pero la mancha discontinua de aceite sigue creciendo: Italia tuvo problemas para colocar su deuda y a Bélgica ya hay quien le llama la "Grecia del norte".

Así las cosas, el Ibex 35, que abrió con una esperanzadora alza del 1,3%, sufrió el golpe que le llegó de Bruselas y terminó hundiéndose el 2,33%, frente a un descenso medio europeo del 2,25%. El selectivo cerró en los 9.324 puntos, un nivel que no registraba desde principios del pasado mes de mayo.