La historia de los paraísos fiscales se remonta a finales del siglo XIX, cuando el estado norteamericano de New Jersey abrió una guerra de impuestos bajos para atraer capitales.Con todo, el término "paraíso fiscal" no entró en la jerga financiera hasta mediados del siglo XX para dar nombre a los territorios que habían empezado a surgir con un baja o nula fiscalidad y, sobre todo, con cero intercambio de información con el resto del mundo desarrollado, para dar cobijo a grandes fortunas.

En Europa, Suiza y Liechtenstein fueron pioneros. El férreo secreto bancario suizo, desde 1934, dio cobijo a los capitales judíos que huyeron de Alemania.

A partir de 1957, las leyes británicas favorecieron la aparición de territorios offshore de nula tributación fuera de sus costas, tanto en sus islas más cercanas (Islas del Canal) como en las del Caribe.