España se encuentra en el furgón de cola de la UE en cuanto a banda ancha, según el Informe de competitividad digital de la Comisión Europea. De hecho, incluso ha retrocedido posiciones debido a la falta de competencia y al precio.

Bruselas elabora un índice de rendimiento de banda ancha (BPI) que tiene en cuenta factores como la velocidad, el precio y la cobertura rural. De un total de 29 países, España ocupa el puesto 19.

Si se tiene en cuenta solo el precio de la banda ancha, España figura entre los tres países más caros, junto con Chipre y Polonia.