Las medidas anticrisis tanto en EEUU --con el plan de rescate de Citigroup-- como en Gran Bretaña --con la propuesta de Gordon Brown para rebajar el IVA--, tuvieron un efecto balsámico en las bolsas, que flirteaban con perder los mínimos anuales. La respuesta fueron subidas de casi dos dígitos, que en los casos de París y Fráncfort superaron el 10%. El Ibex 35 del mercado español avanzó el 8,3%, la cuarta mayor subida del presente ejercicio. Estados Unidos aprobó el domingo el rescate del gigante bancario Citigroup. Lo hizo con una nueva fórmula de intervención calificada por algunos de "radical". Y logró, al menos inicialmente, un objetivo fundamental: inyectar confianza en los mercados de todo el mundo y reanimarlos. El plan de ayuda consensuado el domingo por la noche --tan in extremis que no llegó a tiempo para ser anunciado antes de que abrieran los mercados asiáticos-- es innovador. También, una muestra de que Washington sigue probando fórmulas para devolver la confianza en el sector financiero. Según el rescate aprobado el domingo, el Departamento del Tesoro, la Reserva Federal y el Fondo de Garantía de Depósitos protegerán con dinero de los contribuyentes a Citigroup de potenciales pérdidas de hasta 306.000 millones de dólares (239.062 millones de euros) por activos problemáticos (Citigroup absorberá los primeros 22.665 millones de euros y, a partir de esa cantidad, el Gobierno se hará cargo del 90% de las pérdidas). Además, de las arcas públicas saldrá una inyección de capital de 15.625 millones (que se sumarán a los 19.531 millones que la entidad ya había recibido como parte del plan de rescate general. A cambio, las autoridades recibirán acciones preferentes (con un dividendo del 8%) por 21.093 millones.

La fórmula es novedosa: a diferencia de lo que ocurrió con el gigante de seguros AIG y con Fannie Mae y Freddie Mac, por ejemplo, el Gobierno no requiere cambios en la gerencia de Citigroup (aunque si podrá controlar los sueldos de los ejecutivos). Pero, sobre todo, representa otro giro de una Administración que primero pensó que aumentar los créditos a los bancos calmaría a los mercados y luego apostó por probar con las inyecciones de capital. En ambos casos, aunque la reacción inicial fue positiva, la desconfianza no tardó en regresar.

Para Citigroup la intervención representó un salvavidas. La semana pasada, Vikram Pandit, consejero delegado durante el último y tumultuoso año, insistía en que la compañía estaba fuerte en términos de capital y liquidez, pero sus palabras no impidieron que las acciones de Citigroup cayeran más del 60%, culminando pérdidas en un año de más del 83%. Era otra muestra de la desconfianza de los inversores, a los que les cuesta creer a los directivos. Esa hecatombe, que dejó el valor de los títulos por debajo de los 4 dólares, imponía tanto al propio banco como a las autoridades. Y así se abrió un fin de semana de negociaciones frenéticas que llevaron a la firma del acuerdo, que ayer disparó al alza las acciones de bancos. La cotización de los títulos de Citigroup llegó a subir a principios de la sesión en Nueva York hasta un 60%, y para otros bancos como J.P. Morgan Chase y Bank of America los porcentajes de ganancias también eran de dos dígitos.

ELEVADA VOLATILIDAD "Con el valor de las acciones por los suelos y la elevada volatilidad del mercado, cualquier movimiento, al alza o a la baja, se convierte en radical", comentó Lluís Peralta, analista de Gaesco Bolsa. "El rescate bancario es el detonante, pero no se habría producido esta reacción de pasar el mercado por una situación menos crítica", concluyó.