Apostó fuerte y, de momento, ha salido ganador. Pero pudo perder las ganancias acumuladas en la incipiente buena racha. Al Banco Central Europeo (BCE) le han llovido las críticas desde que estalló la crisis por su empeño en responder con calma y moderación a los sucesivos trastornos nerviosos del mercado. Ayer se la jugó a una mano, le echó un arriesgado farol a las expectativas del adversario, y aun así se ganó el premio gordo de la confianza de los inversores. Buena parte del mercado creía que el banco central podía anunciar la compra masiva de deuda pública para contrarrestar los ataques especulativos. Una expectativa alentada por los pronunciamientos de algunos Gobiernos, entre ellos el español por boca del ministro de Industria.

Pero si algo hay que reconocerle al BCE es que no le duelen prendas en ir por libre. Al final hizo lo que más lógica tiene para sus esquemas: prolongar la liquidez ilimitada a la banca como poco hasta el primer trimestre del 2011. Como la última inyección a tres meses es al cierre de marzo, las entidades la tienen garantizada hasta julio.

La medida busca ganar dos partidas en una sola jugada. Por un lado, disipar el miedo a que la banca pudiese sucumbir a un colapso de liquidez por su exposición al riesgo de la deuda soberana. Y por otro, evitar que el aumento del dinero en circulación, que provocaría la compra de bonos, avive los riesgos de que suban los precios.

Podía haberle salido mal, porque las bolsas, que por la mañana seguían contagiadas de la euforia compradora de la víspera, entraron súbitamente en pérdidas a medida que el BCE iba explicando sus decisiones. Pero ahí entraron en juego los nervios de acero del jugador Trichet. No anunció nuevas compras, tampoco las negó, simplemente no hizo comentarios. Cara de póker para esconder que una cosa es el mensaje y otra los hechos. Los bonos de Irlanda y Portugal empezaron a recibir voluminosas ordenes de compra, el mercado dio por sentado que detrás se escondía la mano del BCE, y vuelta a las compras.

El diferencial del bono español a 10 años con el alemán de referencia volvió a relajarse, de los 250 a los 225 puntos básicos. La subasta de bonos a tres años del Tesoro se vendió a un precio máximo menor al que tienen esos títulos en el mercado privado. Y el Ibex 35 lideró Europa por segundo día consecutivo, con un alza del 2,78% que le llevó a los 9.947,6 puntos. Cuidado. Con todo, la situación sigue siendo muy inestable.