Los críticos de la educación financiera la ven como propaganda de capitalismo o consideran que debería abordar la economía en sentido amplio. «La educación financiera no es un valor en sí mismo, como por ejemplo lo es la educación cultural. Es instrumental», dice Elisa Chuliá, directora de estudios sociales de Funcas.

«Y no se trata de adoctrinamiento, sino de proteger mejor a los ciudadanos, enseñándoles a desenvolverse en una economía capitalista y a cuidar mejor sus finanzas personales», contraargumenta Chuliá a los críticos.

Trias Pintó defiende que la educación «no puede ser aséptica, se debe orientar al bien común», partiendo de que las «decisiones informadas de la ciudadanía a cualquier edad pueden reorientar los flujos financieros hacia un consumo más consciente y responsable» para combatir la emergencia climática y la desigualdad.