El mercado de renta variable se quedó ayer en un segundo plano eclipsado por el de materias primas, en el que el oro alcanzó un nuevo máximo y se situó en los 1.215 dólares por onza. La escasa definición mostrada por los índices bursátiles motivó a los inversores a aprovechar el atractivo que ofrece el metal precioso. Es un buen refugio, sobre todo ante la evidencia de que la Reserva Federal mantendrá el dólar barato con el fin de reactivar la economía, y no se prevé que toque los tipos mientras no se consolide la recuperación económica. Como efecto colateral, el euro se afianzó en los 1,50 dolares.

Durante buena parte de la sesión de ayer, los inversores dieron la espalda a las bolsas, donde el volumen de contratación fue escaso. Los parquets europeos comenzaron con avances de medio punto porcentual para ir desinflándose poco a poco. Las únicas referencias del mercado fueron menores y no cambiaron la apatía. También se conoció la producción industrial en Alemania, que cayó en octubre el 29% y coincidió con el pinchazo del Ibex 35, que se fue a números rojos y marcó mínimos del día en los 11.788 puntos.

Posteriormente, se dieron a conocer los precios de producción de la zona euro, que bajaron durante el mismo mes un 6,7%. Hasta la apertura de Wall Street, el selectivo se mantuvo con una caída del 0,20%. Pero el interés estaba centrado en conocer el informe de empleo del sector privado en Estados Unidos. El dato del pasado mes de octubre fue peor de lo esperado, con la eliminación de 169.000 puestos de trabajo. Sin embargo, este dato no anticipa lo que podrá ser la cifra definitiva del mercado laboral en octubre, que se conocerá el viernes.

Por su parte, las bolsas europeas recuperaron los números verdes. El Ibex 35 cerró la sesión con un ligero ascenso del 0,1%, hasta situarse en los 11.868,79 puntos, con el sector financiero lastrado por informes negativos sobre sus expectativas.