Igual es por el optimismo que es habitual exhalar en "estas fechas tan señaladas", que se decía antes. Pero los expertos, analistas y pronosticadores profesionales parecen estos días inmersos en una "exaltación extrema de los afectos y pasiones" (paroxismo, que dice la RAE) a cuenta de sus previsiones para el 2011.

Va a ser un buen año bursátil, dice la mayoría, en que el Ibex 35 recuperará parte de las posiciones perdidas este año (en torno al 15% de caída) y el resto de grandes selectivos continuará subido a la ola alcista que ha disfrutado este ejercicio. Da un poco de miedo, con todo, ya que uno de los axiomas de los inversores es que las mayores ganancias están en lo imprevisto...

Pero será mejor no dejarse llevar por pensamientos ominosos estos días. Para los inversores, desde luego, ese parece ser el mantra, pese a que las agencias de calificación parecen empeñadas en estropearnos la recta final de un año especialmente duro.

El jueves le tocó el turno a Fitch, que calculó que la deuda de las autonomías ascenderá el año que viene a un máximo histórico de 120.000 millones de euros, el 19% más que al cierre del tercer trimestre, lo que, a su juicio, dificultará que cumplan su objetivo de alcanzar un déficit conjunto del 1,3% y podría provocar la paralización de inversiones. Las medidas de austeridad de los ejecutivos regionales, criticó, "no son fáciles de seguir", al contrario que las del central. Prueba de las suspicacias que generan las autonomías fuera de las fronteras españolas.

Eso hizo Fitch, además de rebajar la calificación a Hungría y a Portugal, a la que auguró una recaída en la recesión en el 2011. Decisiones que, claro, no le vinieron bien al euro, que cayó hasta el entorno de los 1,309 dólares. Mala cosa, pero los expertos creen que no hay riesgo de recaída de los mercados si no cae por debajo de los 1,3 dólares.

Pero lo dicho: poco impacto en las decisiones de los inversores, que en realidad no están tomando casi ninguna. El volumen de operaciones es cada vez más escaso, como es propio de estas fechas. Inmerso en esta apatía, el Ibex 35 se dejó el jueves un 0,15%, hasta los 10.106,9 puntos, frente a un descenso medio europeo del 0,75%. En la semana, en cambio, ha ganado el 2,1%, gracias sobre todo a la buena sesión del martes.

Todos los grandes valores contribuyeron el jueves a la caída. Curiosamente, las eléctricas no se vieron muy penalizadas, a pesar de la decisión del Gobierno de recortar las primas renovables y cargarles costes.