El goteo de expedientes de regulación de empleo (ERE) en hospitales y empresas proveedoras puede ser solo el principio de los efectos laborales de los recortes públicos. La magnitud de los ajustes de plantilla ha encendido las alarmas no solo de los sindicatos, sino también de los empresarios afectados y las patronales. Los tijeretazos de las administraciones españolas pueden poner en peligro unos 200.000 puestos de trabajo, según los cálculos de la patronal Cecot, que asesora a algunas de las compañías a las que se les ha emplazado a reducir el déficit público.

Las negociaciones en marcha entre los directivos de estas empresas y los sindicatos van encaminadas a buscar el mal menor en forma de un ERE temporal de suspensión de contratos o de reducción de jornada o bien aceptando rebajas salariales de forma coyuntural.

Los ejemplos de los recortes públicos están a la vista de todos. En un barrio de Badalona (Barcelona), las mujeres que tienen visita con su ginecólogo se han encontrado estos días con este cartel: "A partir del día 18, este centro permanecerá cerrado definitivamente". Junto al aviso oficial de cierre y traslado, un pasquín de CCOO alerta de una reducción de la jornada de los contratados y la no renovación de eventuales. De rebote, los trabajadores de limpieza y mantenimiento también resultarán afectados. Así gira la bola de nieve del tijeretazo.

Cuando todas las medidas de austeridad estén en marcha en las distintos niveles de las administraciones públicas españolas (central, autonómica, diputaciones y municipios), el paro puede cebarse con 200.000 nuevas víctimas y el desempleo puede subir nada menos que un 5% en España, según David Garrofé, secretario general de la patronal Cecot. Una de las autonomías más afectadas puede ser Cataluña, con una pérdida de 15.000 empleos, si no se acuerdan medidas alternativas menos traumáticas que las anunciadas por la Generalitat. La cifra es algo inferior a la de 20.000 personas prevista por los sindicatos.

RECUPERACION La incertidumbre sobre la duración de las vacas flacas también dificulta las negociaciones. Para Garrofé, "existe el riesgo de que los ajustes temporales se consoliden en el 2012 con despidos porque las empresas no pueden mantener tanto tiempo un excedente de plantilla". Este dirigente patronal tiene la misma opinión dividida que muchos empresarios sobre el ahorro en las cuentas públicas: "La disminución del gasto frena el crecimiento, pero hay que reducir el déficit. La recuperación tardará más".