La posibilidad de que España entrase en deflación, si alguna vez existió (los economistas la definen como una caída generalizada y prolongada de los precios), se disipa de forma casi definitiva. El índice de precios de consumo adelantado (IPCA) se situó en el 0,9% en diciembre, cinco décimas por encima del dato de noviembre. La tasa es la más baja desde que comenzó a medirse en 1997.

El dato, que debe ser confirmado a mediados de mes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), sirve para establecer una comparación homogénea con el resto de países de la zona euro. Los países de la moneda común cerraron el año con una inflación del 0,9%, que está en línea con la española.