El Gobierno no tenía muchas opciones al elaborar los presupuestos si quería mantener la confianza internacional en las cuentas del país y reducir el déficit. El precio ha sido unas cuentas que priman la estabilidad antes que el crecimiento, según coinciden varios expertos al analizar los presupuestos.

En los mercados cotiza bien la restricción presupuestaria, y cualquier amago de saltarse el guión de reducir el déficit de acuerdo con los deberes impuestos por la UE recibiría el castigo de la desconfianza. "Mala cosa", afirma José Ramón Pin, profesor del IESE especializado en administraciones públicas. "El Gobierno lo tenía complicado, no podía preparar unos presupuestos diferentes a los que ha elaborado", agrega.

Hasta hace muy poco España pertenecía al pelotón de los rezagados de Europa. Pero esta imagen pierde fuerza si se constata que el Ejecutivo hará cualquier cosa para atajar la crisis. Así, el objetivo de reducir el déficit hasta el 6%, de acuerdo con los parámetros pactados con Bruselas, condiciona mucho la redacción de las cuentas públicas.

COSTE DE LA AUSTERIDAD Pero diseñar un proyecto de presupuestos que pretende no deteriorar la imagen, trabajosamente conseguida, de una economía que enmienda su rumbo tiene un coste. Según los expertos consultados por este diario, el precio es no incentivar el crecimiento. La previsión de que el producto interior bruto (PIB) crecerá el 1,3% en el 2011, según la previsión presentada el viernes por la vicepresidenta económica, Elena Salgado, parece algo optimista para algunos analistas.

"Nuestra previsión es que la economía crezca solo el 0,8% el 2011", afirma Ramón Forcada, director de análisis de Bankinter. "Es un presupuesto determinado por las circunstancias. La caída del gasto marca una vía. Si no se puede reactivar el crecimiento por la vía del consumo, solo queda actuar sobre el gasto", considera.

Existe bastante consenso entre los economistas en que las cuentas públicas no favorecen la expansión, pues el gasto productivo en ámbitos tan importantes como fomento, vivienda, I+D y servicios sociales disminuye. También cae el gasto corriente y las rentas salariales. "Teniendo en cuenta que el consumo privado depende de la renta salarial, de la riqueza y del empleo, no podrá recuperarse el crecimiento", sostiene Lorenzo Dávila, jefe de análisis del Instituto de Estudios Bursátiles. En su opinión, el grado de endeudamiento de las empresas y las familias españolas drenará aún más el gasto y, por tanto, el consumo.

INCENTIVAR EL CONSUMO Para tener más recaudación, hay que escoger entre incentivar el consumo e invertir. "Se pueden incrementar los impuestos y recaudar menos. Es difícil que la gente consuma más subiendo el IVA", sostiene Forcada.

Las cuentas públicas del 2011 son además el reflejo de la falta de apoyos parlamentarios. El acuerdo del Gobierno con el PNV sirve más, según los analistas, al intercambio de contrapartidas institucionales que a las necesidades económicas del país.