El esguince es la rasgadura, distensión o estiramiento excesivo de un ligamento, según las enciclopedias. Cosa mala, pero frecuente y previsible. Un mal gesto lo tiene cualquiera, y depende de la edad y del estado de forma para recuperarse. En el septiembre que hoy ya es historia, esguinces ha habido aquí (Ibex) y allá (Dow Jones), sin contar con el esguince sagrado del diez de dieces del fútbol. Aquí fueron malos datos por doquier, cerrados con la más que previsible rebaja de calificación de Moody´s (la agencia que no tiene quien califique su solvencia).

En Estados Unidos, han sido las advertencias del gobernador de gobernadores Ben Bernanke, cuando advirtió de que la recuperación no era del todo estable. Y en esto hemos estado todo el mes: en ver si ha sido solo un percance o la lesión necesita más días de reposo. Porque tras el diagnóstico --y este viene de hace dos años-- lo más temido son las recaídas. Pero ayer no era el caso. Septiembre se ha cerrado inusualmente bien, si no salimos de la bolsa. La española mejoró su índice un 3,2%, hasta los 10.514 puntos de ayer, que sumada a las buenas cotizaciones de julio y agosto, dejan un saldo positivo trimestral del 13,5%.

En Wall Street, cuando se supo que el esguince del segundo trimestre (bajada del PIB más alta de la prevista) no se confirmaba en radiografías posteriores, la corriente compradora se recuperó a media sesión. Había ganas de cerrar bien septiembre, y aunque se ha recomendado reposo antes de iniciar el último trimestre, hoy se impone, salvo imprevistos que obliguen a poner pie a tierra, reposo hasta el lunes. Ayer, la permanencia en cotización activa de los pesos pesados --Telefónica, Santander, Iberdrola-- garantizó una buena desinflamación.

En el selectivo, las ganancias estuvieron lideradas por Gamesa (2,64%), tras recibir recomendaciones positivas de casas de análisis, Ebro Foods (2,23%), OHL (1,73) y Sacyr (1,46%) y las bajadas por Grifols, que bajó un 1,77%.