El Gobierno rumano decidió hoy subir diversos impuestos, como los gravámenes sobre los juegos de azar, y reducir el número de conceptos deducibles procedentes de la propiedad intelectual y del arte, con el objetivo de cumplir las condiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI).

La medida incluye la introducción de nuevas tasas sobre las subvenciones que dan los patronos para comidas y vacaciones a los trabajadores y más impuestos para los propietarios de varias viviendas sin alquilar.

También se quiere recaudar más dinero para lograr colocar el déficit público en el 6,8%, un porcentaje impuesto como condición por el FMI para 2010 para que Budapest pueda acceder a préstamos de este organismo.

ATRAVIESA UNA GRAVÍSIMA CRISIS

Rumanía, que atraviesa una grave crisis económica, debe cumplir con la línea de austeridad económica acordada el año pasado con el FMI para poder obtener un crédito por un total de 20.000 millones de euros.

De no aprobar estas nuevas medidas, Rumanía no recibirá los más de 8.000 millones de euros que le quedan por ingresar hasta la primavera que viene, una cantidad crucial para que el país más pobre de la Unión Europea, junto con Bulgaria, pueda evitar la bancarrota.

En el marco de las políticas de contención, el Gobierno aprobó recientemente la reducción de salarios públicos en un 25% y las pensiones en otro 15%, además de haber anunciado ya el despido de al menos 70.000 funcionarios.

Numerosas críticas y protestas callejeras han saludado estas iniciativas gubernamentales, consideradas por la mayoría de expertos inevitables.