El 2009 fue un año para el olvido en la historia de Seat y el 2010 tampoco será muy boyante. Los 339 millones de pérdidas operativas cosechadas en el ejercicio pasado, que suponen multiplicar por cuatro los números rojos de 78 millones del 2008, convirtieron a Seat en el "hijo enfermo" del grupo Volkswagen (VW), según reconoció el presidente del consejo de administración de la filial, Francisco Javier García Sanz. El agujero de Seat complicó más las cosas a VW, en un ejercicio difícil que se saldó con una caída del beneficio neto del 81%, hasta los 911 millones.

La dirección de VW ratificó, pese a todo, su compromiso con una marca "con una base sólida", según dijo el presidente del consorcio alemán, Martin Winterkorn. El grupo anunció ayer ambiciosos planes de expansión para desbancar a Toyota como primer fabricante mundial.