El Gobierno insiste en que siguen siendo válidas todas las fórmulas que la ley de cajas brinda al sector: seguir como hasta ahora, emitir cuotas participativas (una especie de acciones), u operar a través de un banco de su propiedad, manteniéndose como caja o transformándose en una fundación. Pero sus actos apuntan en otra dirección. Solo cuatro de las 17 entidades de ahorro tienen el nivel de capital suficiente para poder seguir siéndolo y no tener que dar entrada al capital privado. La vicepresidenta económica, Elena Salgado, adelantó ayer que a las instituciones que no coticen en bolsa o tengan una presencia significativa de inversores privados, y en las que además la financiación en el mercado mayorista supere el 20% de la total, se les va a exigir un nivel de capital básico mínimo de entre el 9% y el 10% en otoño, frente al 8% que se va a reclamar al resto de entidades.

MALAGA Y EUSKADI Fuentes del Ministerio de Economía han explicado que no habrá un nivel único para todas estas cajas, sino que se dispondrán distintos escalones según el nivel de privatización y de dependencia de los mercados internacionales de financiación. Con los datos disponibles, así las cosas, solo la malagueña Unicaja (13,1% al cierre del 2010) y las vascas Kutxa (12,3%), Vital (en torno al 12%) y BBK (10,2%) superan el tope máximo. Así, serían las únicas que podrían mantener su naturaleza jurídica y no verse forzadas a convertirse en bancos o dar entrada a inversores, que es lo que desea el Banco de España.

Fuentes financieras, con todo, señalan que es poco probable que quede alguna caja sin capital privado. De hecho, la BBK y la Vital están inmersas en el desarrollo de una fusión fría, a la que podría sumarse la Kutxa. Unicaja ha mantenido conversaciones con la aragonesa Ibercaja sobre una posible unión.