La burbuja inmobiliaria no para de hincharse. El gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, alertó ayer del riesgo de un pinchazo, si bien el escenario más posible, en su opinión, es el de una reducción paulatina de los precios. En su informe anual de ayer, el Banco de España constata que, en el 2004, el precio de la vivienda estaba sobrevalorado entre el 24% y el 35%, según el método utilizado para el cálculo.

Entre la cuarta parte y un tercio del precio actual de un piso no tiene que ver ni con la evolución de la demanda y la oferta ni con la de los tipos de interés, sino que responde a una pura especulación. El banco había cifrado el grado de sobrevaloración en el 2002 entre el 8% y el 20%, y en el 2003 aumentó la horquilla y la situó del 14% al 23%.

La preocupación del gobernador del Banco de España es evidente, según declaró ayer ante el consejo de gobierno de la entidad. Caruana cree que el escenario más probable es el de una "corrección gradual" de esta sobrevaloración "como las observadas en el pasado".

AHORRO NULO La diferencia con respecto a etapas anteriores es que el endeudamiento de las familias ha crecido con fuerza. En el 2004, por primera vez, la deuda de las familias superó el nivel del 100% de su renta bruta disponible, con lo que supera los niveles medios de la zona euro y comienza a aproximarse a países como Estados Unidos. Además, el colchón de ahorro disponible se ha ido reduciendo hasta hacerse casi nulo para el conjunto de las familias al final del 2004. De hecho, la pérdida de competitividad y la deuda de las familias son los dos mayores riesgos para la economía, según el diagnóstico de Caruana. Los malos augurios sobre la pérdida de competitividad acumulada en los últimos años se están cumpliendo y el riesgo, a partir de ahora, es la posible destrucción de empleos.

Hay otros factores que permiten amortiguar las alarmas. Los bajos niveles de los tipos de interés y el alargamiento de los plazos de las hipotecas mantienen la carga financiera de las familias "dentro de unos márgenes moderados". Además, el avance de su riqueza inmobiliaria les aporta una mayor fortaleza patrimonial. A esto hay que añadir "la solidez de las entidades de crédito españolas", así como el hecho de que las familias españolas no suelen utilizar la revalorización de sus viviendas para pedir créditos de consumo.

SIN DESACELERACION Con todo, la alarma del Banco de España está ahí. Los precios de la vivienda subieron el 17% en el 2004, "y continúan sin mostrar síntomas de una desaceleración significativa". Según Caruana, las medidas orientadas a aumentar la oferta de viviendas y la accesibilidad a las mismas "no serán suficientemente eficaces si no se aborda una reordenación del mercado del suelo, que sigue siendo una de las grandes asignaturas pendientes". También recomienda un cambio en las deducciones por compra de vivienda, en la línea de "un tratamiento fiscal más neutral".