Todos coinciden en que Fernández Vara se mostró muy cercano en el debate de Canal Extremadura. Estoy convencido de ello. Pero a mí realmente me cautivó la cercanía de la chaqueta de Víctor Casco. El se dirigía a los que pelean por llegar a fin de mes y les explicaba su programa moviendo sus manos casi cubiertas por las mangas. Y la chaqueta hacía el resto. Ella solita. Puro márketing textil. Porque en Extremadura, además de los que necesitan empleo, piden mejoras en la sanidad o en la educación y discuten sobre refinerías, también estamos --y somos muchos-- los que nunca quedamos bien dentro de una chaqueta, los desheredados de la elegancia. Los asesores del PSOE y del PP deberían aprender de los de Casco. Porque las mangas de la chaqueta de Casco sí parecían saber lo que cuesta un café y posiblemente no tendrían problemas para revelar su sueldo. La cercanía en un palmo de tela.