El presidente Zapatero, en línea con las recomendaciones de la Unión Europea, defiende que la sequía se combate con un uso más eficiente del agua y con una clara apuesta por la desalinización como alternativa a los trasvases. Si el PSOE repite en el Gobierno desarrollará los actuales programas de desalinización y destinará 500 millones de euros a la restauración de los ríos.

En el programa socialista también se incluye un plan de choque para modernizar los regadíos, con el objetivo de ahorrar 2.200 hectómetros al año. Además, Zapatero se compromete a completar el proceso de transferencia de las competencias sobre cuencas internas a las Comunidades Autónomas.

En cambio, el PP defiende la necesidad de realizar trasvases para garantizar el agua necesaria a todas las comunidades. Con una filosofía similar a la de su derogado Plan Hidrológico Nacional, insiste en que hay que "recuperar" el carácter nacional del agua. Aunque en el programa electoral no cita el trasvase del Ebro --para evitar enfrentamientos entre los populares aragoneses, valencianos y murcianos--, Rajoy se ha visto obligado a admitir que es partidario de este polémico trasvase.