No hay mejor radiografía del estado de un país, una región o una ciudad que la visión de un ama de casa con tres hijos de 21, 23 y 25 años. "Pues sí, tienes una vista panorámica de los distintos problemas de la sociedad, desde la vivienda al empleo", afirma Inmaculada Baltar. A sus 42 años, realiza algunas tareas fuera de casa para ayudar a la economía familiar, aunque su cometido principal siempre han sido los hijos. "No me arrepiento de haber ido a por tres", confiesa. Hasta ahora han vivido bien, "como la media", pero opina que las cosas parecen complicarse "sobre todo para ellos. Veo mal el futuro".

"Los pisos cuestan un disparate --argumenta--, el trabajo está difícil. Me cuesta creer en los candidatos, no sé si pueden solucionar los problemas reales". Aunque confiesa que ha perdido la confianza en los políticos, y que en algunos comicios ni siquiera ha votado, Inmaculada escucha los informativos y presta atención a los programas electorales. "Estoy un poco pendiente, aunque no sé...".

Tiene sus razones. "Mi hija mayor ha logrado un piso de 60.000 euros. Es de agradecer, y mucho, pero ahora ponte a pagar entrada, hipoteca y alquiler de 4 años hasta que lo construyan... Hay cosas realmente importantes que nadie va a cambiar. Al menos mis hijos son independientes y les gusta afrontar la vida", señala.

El empleo es otra de sus inquietudes. "El pequeño quiere irse al Ejército como administrativo. Dice que así cobra y estudia. Aquí no hay oportunidades", comenta, temiendo algún destino de riesgo. También le preocupa la falta de empleo en la mediana edad, "está muy difícil y es una etapa con muchas responsabilidades".

Además, Inmaculada lamenta que ni cuando sale con los amigos puede relajarse: "Los bares cierran muy pronto, hasta hemos perdido estudiantes".