El PSOE es el claro ganador de las elecciones generales celebradas ayer, pero Pedro Sánchez está obligado a pactar para lograr la presidencia del Gobierno. Sus 122 escaños son insuficientes para gobernar incluso contando con el apoyo inconcidional de Unidas Podemos, que con sus 42 diputados más el de Compromís necesitarán recurrir a partidos regionalistas y al PNV.

La izquierda ha superado a las derechas, donde la irrupción de Vox ha supuesto una de las mayores caídas sufridas por el PP en los últimos años, y donde Ciudadanos ha podido pescar en aguas revueltas por la indefinición de los populares presididos por Pablo Casado.

Lo que está claro es que la izquierda tendrá que pactar para gobernar. La novedad es que la izquierda no necesitará recurrir al voto independentista para elegir a Pedro Sánchez presidente del Gobierno. Lo lógico es que el pacto de izquierdas sea factible, difícil, pero factible.

Y por suerte para Sánchez, ese futuro Gobierno no tendrá que depender de los partidos secesionistas catalanes, cuyo lastre provocó el adelanto electoral y motivó uno de los ataques mas furibundos por parte de la derecha contra un líder socialista.

Y eso a pesar de que ERC, el partido de Oriol Junqueras, ha obtenido el mejor resultado de su historia, con 15 escaños, hundiendo a Junts per Cat, la formación de Carles Puigdemont que también sufrió un fuerte batacazo.

Los resultados de ayer supone la entrada de la ultraderecha en el Congreso desde la desaparición de Fuerza Nueva, que terminó integrándose en Alianza Popular y posteriormente en el Partido Popular. Tras el desencanto por la elección de Pablo Casado como presidente de los populares, y el discurso radical de Vox. El partido de Santiago Abascal obtuvo 24 escaños, bastantes menos de lo que las encuestas proyectaban y lo que la gente pensaba por la mañana.

Anoche, desde la plaza de Colón de Madrid, Vox arremetió contra la izquierda, a la que calificó de sectaria. Un discurso que no dejó títere con cabeza y en el que repartió descalificaciones para todos, animando a sus seguidores a levantar la cabeza y sentirse orgullosos de haber llegado a Congreso, al tiempo que anunciaban que iban a echar a Manuela Carmena de la Alcaldía de Madrid.

Albert Rivera fue anoche el verdadero vencedor de la derecha. Ciudadanos logró el mejor resultado de su historia, quedándose a con sus 58 escaños a solo 8 del PP que tuvo 66, el gran perdedor del 28-A. Se da la circunstancia que Cs y PSOE tendrían mayoría absoluta para gobernar los próximos cuatro años en España, pero la posibilidad de ve muy difícil ya que los ataques realizados a Sánchez y el cordón sanitario impuesto por el partido naranja a los socialistas hace complicado esa posibilidad, pero Rivera ya ha demostrado en anteriores ocasiones que es capaz de decir hoy una cosa y luego hacer la opuesta sin inmutarse.

EL GRAN BATACAZO DEL PP /Pero como decíamos antes el que se ha dado el gran batacazo de su historia ha sido el PP y su líder, Pablo Casado. El presidente popular acusaba al Gobierno de haber utilizado al CIS para sacar una encuesta manipulada y reducir los escaños del PP. La realidad ha sido más dura y a partir de hoy, Casado será diana de las críticas de sus barones y de sus militantes.

Ya anunció en campaña que de confirmarse el derrumbe electoral no pensaba dimitir ya que tan solo llevaba 9 meses en el cargo y que su proyecto era de futuro.

Lo cierto es que tendrá difícil defender esa postura máxime porque después del congreso nacional no logró integrar a todas las corrientes enfrentadas, especialmente a los que apoyaron a Soraya Sáenz de Santamaría.

El panorama que se veía anoche en la sede del PP en la calle Génova de Madrid era desolador. La calle se encontraba totalmente vacía, todo lo contrario a lo ocurrido en junio del 2016, donde Rajoy salió al balcón a saludar a sus cientos de seguidores. Casado ha sufrido en sus propias carnes la soledad del perdedor. Hasta los furgones de la Policía Nacional que se encontraban en la zona para garantizar la seguridad, optaron por irse ante la ausencia de seguidores y de problemas.

Por parte de la izquierda, Pablo Iglesias se encontró con la amargura del voto útil, de los enfrentamientos internos, la división en algunas comunidades en las que no llegaron a acuerdos y la falta de una dirección coherente . Unidas Podemos ha pasado de ser la tercera fuerza en el Congreso al cuarto puesto. La izquierda siempre opta por los socialistas cuando ven el peligro de que gobierne la ultraderecha o la derecha radical. Los 42 escaños de Unidas Podemos, sin embargo, estarán al servicio del PSOE. Serán el toque más de izquierdas que necesita algunas veces el PSOE.