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El teléfono no para. "11-M ¿Dígame? Sí, soy el vicepresidente de la asociación, pero le advierto de que, en calzoncillos, no soy nadie". Jesús Ramírez repite de nuevo --diez veces en una hora-- que no, que los miembros de la asociación no van a hacer ningún acto de homenaje el viernes, que quieren pasar el día con los suyos, que agradecen "cualquier acto porque es un detalle precioso", pero que no cuenten con ellos.

Faltan pocos días para el aniversario y Jesús atiende como puede dos teléfonos móviles y uno fijo. A los periodistas les facilita el número de Cristina, la encargada de prensa; a los que quieren asistir al concierto benéfico De todo corazón les toma los datos para pasarlos a Delegación del Gobierno. "Es por la seguridad, ¿sabes? Como vienen todos, de la Casa Real para abajo....", remarca.

Sentido del humor

Se disculpa cada dos por tres porque el teléfono no le permite hilar dos frases seguidas. No tiene tiempo para nada. Excepto para intercalar bromas en su conversación. "Sigo de baja, pero llevo 20 años en el Ministerio de Economía. Cuando me acosté en el hospital mandaba Rodrigo Rato y, cuando me levanté, José Montilla".

Los otros 11 integrantes de la directiva se han repartido las tareas para ser más eficaces. Mariano es el tesorero; Francisco Javier, el secretario; Míriam es trabajadora social y coordina la atención psicológica, y Cristina y Bárbara se ocupan de los periodistas. Tres personas --Euclides, Eduardo y Diego-- intentan ayudar a los inmigrantes, que tienen más papeleo; Ignacia lleva la administración, y David, la informática y logística.

Además, Jesús Abril, con la colaboración de Teodoro, intenta organizarse para responder a la multitud de actos de todo tipo. "Todos quieren nuestra presencia pero es que es imposible. Con todo mi dolor he tenido que decir que no a un acto en el Gregorio Marañón. Y eso que allí busqué los restos de mi hijo". La agenda de Pilar Manjón es agotadora. Tanto, que Jesús teme que pueda con su salud: "Mi obsesión es que no muera en el intento porque su condición física es muy delicada. Aun así, la van a nombrar reina del puente aéreo".

Música contra el dolor

Durante la charla, entra en el local una pareja para confirmar su asistencia al concierto del día 10, que se celebrará en el Auditorio Nacional de Madrid. Se han enviado invitaciones a los más de 600 asociados y a las autoridades. La música de Enrique Morente, Loquillo e Ismael Serrano, entre otros, les parece la mejor forma de dar las gracias a todos los que les prestaron ayuda o sintieron su dolor como suyo propio.

La sede de la asociación es un local desangelado. Dos calefactores intentan evitar, sin conseguirlo, que haga el mismo frío dentro que fuera. Llevan en este bajo desde enero y no ha habido tiempo de adornarlo así que las paredes están desnudas. Junto a un cuadro regalado por Africa, una pintora del barrio que organiza una exposición para donarles los beneficios, cuelga un folio con los teléfonos de Gregorio Peces-Barba y del grupo de terapia del centro de salud.

Un año después de la tragedia, casi todos han solucionado el papeleo y la mayoría de las consultas giran en torno a la atención psicológica, que ven insuficiente. Por eso mucha gente entra "para hablar". Jesús no se ha olvidado de un señor que estuvo 40 minutos en la puerta, sin entrar. Al final, se atrevió y dijo: "Yo perdí a mi hija y ya he resuelto todos los trámites. A mí no me pasa nada. Sólo quiero charlar con alguien".