La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, se desmarcó ayer del fundador de su partido, Manuel Fraga, y de sus polémicas declaraciones sobre los nacionalistas y lo que le gustaría hacer con ellos para ponderarlos (en alusión a su representación parlamentaria). "Habría que colgarles de algún sitio", afirmó el senador, de 86 años.

"Yo no estoy de acuerdo con las declaraciones de Fraga", apuntó Aguirre ante los periodistas. Ella fue de los pocos dirigentes populares que dieron un tirón de orejas a Fraga. Al menos, en público. De esta forma, la presidenta madrileña tuvo oportunidad de vengarse de los dardos dialécticos que, durante el periodo precongresual del PP, le lanzó Fraga, que llegó a exigirle que se "callara" y dejara de criticar la gestión de Mariano Rajoy. Ya entonces, la madrileña le replicó que no le gustaban "las mordazas". Ayer, evitó respaldarle. También el presidente de Castilla y León, el popular Juan Vicente Herrera, dijo que la expresión de Fraga encerraba una "metáfora dolorosa, peligrosa y rechazable".

La que sí interpretó las palabras de Fraga fue la portavoz del PP, Soraya Sáenz de Santamaría. A su juicio, cuando este apuntó que había que "colgar" a los nacionalistas, se refería a ponderar su peso con un tipo de báscula. "Hablaba de ponderar y colgar, que es una expresión que en ningún caso se refiere a personas, sino a ponderar ese peso colgando las cosas en algo que, en Soria, le llaman romana ", sostuvo ayer en TV-3.