Aunque el Gobierno hace continuamente esfuerzos por vender sus medidas sociales y apartar del debate el fracasado proceso de paz, el preso etarra Iñaki de Juana Chaos logra una y otra vez que los ciudadanos recuerden uno de los aspectos más controvertidos de su política antiterrorista. El recluso ha logrado recuperarse en tan solo tres meses de una huelga de hambre que hizo a los médicos temer por su vida y provocó que Interior tomara la impopular decisión de concederle el régimen de prisión atenuada y de enviarle al País Vasco. Y ahora, su rápida mejoría, cuando aún le quedan 15 meses de condena, fuerza al Gobierno a acordar si le envía a casa, lo que provocaría de nuevo un rechazo de la sociedad.

Los médicos decidieron ayer darle el alta, según diversas fuentes, aunque Instituciones Penitenciarias aseguró que el hospital no les había enviado una "comunicación oficial". También se señaló que era De Juana el que había decidido pedir el alta, pero fuentes aberzales negaron este extremo. En cualquier caso, pese a que ha sufrido dos pequeñas intervenciones quirúrgicas este mes, los informes médicos indicaban que su evolución era favorable y que en cualquier momento se podía producir el alta.

CONTROL EN SU DOMICILIO Una vez que esta se tramite, es Instituciones Penitenciarias la que debe decidir dónde termina de cumplir su condena. Fuentes de este organismo señalaron que no se está estudiando cambiarle de grado y que, cuando se le concedió la prisión atenuada, el juez ya autorizó a enviarle a su domicilio. De hecho, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, cuando a primeros de marzo compareció ante los medios para explicar la relajación de la situación penitenciaria del recluso, ya explicó que una vez que se recuperara cumpliría el resto de la pena en su casa, "bajo controles de vigilancia intensos".

Sin embargo, la propuesta que el Gobierno remitió al juez en marzo hablaba de vigilancia telemática. Y el magistrado señaló que no constituía "ningún beneficio" para el recluso. Además, en Prisiones señalan que, si existiera riesgo de fuga, no lo enviarían a casa. Pero no descartan que el Gobierno vasco decida custodiarle con ertzainas para, además de vigilarle, evitar cualquier altercado.

Se le podrían aplicar varios sistemas de vigilancia telemática, como las pulseras o tobilleras electrónicas, o la localización a través del reconocimiento de voz. Este mecanismo consiste en que el penado graba frases que luego debe repetir cada vez que un ordenador llama a su casa.

Fuentes aberzales añadieron que lo más probable es que De Juana sea enviado al domicilio de su novia, Irati Aranzabal, en Arrasate, en Guipúzcoa.