En marzo del año pasado, José Antonio Griñán y Javier Arenas recorrían la geografía andaluza en busca de votos. La primera sorpresa llegó en la misma noche de las elecciones autonómicas: pese a que el PP logró el mejor resultado de su historia, el PSOE conservó el poder gracias a su pacto con IU. Para el segundo imprevisto hubo que esperar hasta este verano: en parte por motivos personales y en parte forzado por el escándalo de los ERE, Griñán anunció que dejaba la Junta y cedía el testigo a Susana Díaz, una dirigente de 40 años cuya experiencia profesional nunca ha ido más allá de la política. Tras convertirse en candidata de los socialistas andaluces en unas primarias a las que solo concurrió ella misma, Díaz será hoy elegida secretaria general de la federación más poderosa del PSOE, condicionando el paso del secretario general del partido, Alfredo Pérez Rubalcaba, y descolocando a un PP que, en contra de sus planes iniciales, se ha puesto a buscar un candidato en la región a contrarreloj para tratar de pararle los pies a la política socialista.

DERECHO A DECIDIR

Mientras Arenas y Griñán ocupan escaños en el Senado, sin mucho que hacer, todos los ojos se dirigen a la presidenta autonómica. Ha logrado mejorar los resultados del PSOE en las encuestas (hasta el punto de que los conservadores ya dan por perdidos los próximos comicios andaluces) y quiere que las decisiones importantes que tome la dirección de su partido pasen siempre por su mano. Díaz, con fama de dura y ambiciosa -va a suprimir la vicesecretaría general de los socialistas andaluces-, ha logrado cambiar en al menos dos ocasiones el rumbo de Rubalcaba. La primera, al impedir que los socialistas de Ponferrada se hicieran con el ayuntamiento de ese municipio leonés pactando con el partido de un acosador condenado. La segunda, hace casi un mes, al forzar que el PSOE, en lugar de abstenerse en una votación contra el derecho a decidir, como tenía decidido, votase a favor.

Siempre que tiene oportunidad, la presidenta de la Junta recuerda que apoyó a Carme Chacón en el congreso de Sevilla, pero que ahora su «obligación» es «defender» al líder. En la conferencia política, hace un par de semanas, reafirmó su apoyo a Rubalcaba, pero con un importante condicionante: dijo que era «para impulsar los cambios que el partido necesita».

PRISAS POPULARES

El empuje de Díaz también ha descolocado a un PP que esperaba que la heredera de Griñán no lograse zafarse de la presión del caso de los ERE. Fuentes populares apuntan que las posiciones de firmeza defendidas por la presidenta de la Junta en asuntos tan sensibles como Catalunya hace daño a los populares. Por eso, la secretaria general, María Dolores de Cospedal, ha adelantado el calendario previsto y está consultado con el PP andaluz posibles nombres para designar de inmediato un candidato. Las quinielas señalan hacia el secretario general de los conservadores andaluces, José Luis Sanz; el alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto, y el secretario de Estado Juan Manuel Moreno.