La Audiencia Nacional hizo ayer públicas dos sentencias contradictorias. En una, condena al exportavoz de Batasuna Arnaldo Otegi a dos años de cárcel por un delito de enaltecimiento del terrorismo por participar en un homenaje al etarra José María Sagarduy en el 2005, y en otra afirma que dicho acto fue legal porque fue organizado para denunciar la situación de los presos, y no para alabarlos.

La fiscalía, el Foro de Ermua y la asociación Dignidad y Justicia acusaron a cinco personas por su vinculación con dicho homenaje, de las que solo ha sido castigada Otegi. Itziar Galardi y Josune Irakulis, que se sentaron en el banquillo junto al exlíder aberzale, han sido absueltas por falta de pruebas, y Jon Enparantza y Estanislao Etxaburu fueron juzgados con posterioridad porque no se presentaron al primer juicio. Ese hecho obligó a cambiar de tribunal, y en la segunda vista se incorporó la magistrada Carmen-Paloma González en sustitución de Angela Murillo, que se hizo popular por los comentarios que hizo al exportavoz de Batasuna en el proceso.

FRASE POLEMICA Murillo es la ponente de la sentencia condenatoria de Otegi. En la resolución, la jueza de la Audiencia Nacional explica que le impone la máxima pena porque en el acto pronunció la siguiente frase: "Se lo debemos a los presos políticos vascos, refugiados y tantos camaradas que hemos dejado en la lucha". El tribunal sostiene que con esas palabras Otegi "ensalzó en grado sumo" a los etarras presos y a los huidos.

Sin embargo, el tribunal que ha absuelto a Enparantza y Etxaburu afirma que el homenaje a Sagarduy --el preso de la banda que más tiempo lleva en prisión (30 años)-- "no iba específicamente dirigido a alabar a la persona homenajeada", sino que primó "el delatar la situación penitenciaria" de los etarras. Además, este tribunal sostiene que es indiferente quién convocó el acto. Las dos sentencias sí coinciden en criticar que la izquierda aberzale se refiera a los presos de ETA como presos políticos.