Entre felicitaciones y muestras de cordialidad, José María Aznar trasladó ayer al presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, la inquietud del empresariado español con intereses en Brasil. El presidente pidió a Lula "transparencia en los sistemas legales y regulatorios" (sic) y más garantías para los inversores españoles, temerosos de un cambio del marco regulador brasileño en sectores como la electricidad, el gas o las telecomunicaciones.

En Brasilia, Aznar y Lula perfilaron los detalles de la "alianza estratégica" hispano-brasileña que ambos firmarán el 15 de noviembre en la cumbre Iberoamericana de Bolivia. Un acuerdo que incluirá la celebración de cumbres periódicas entre los jefes de gobierno de ambos países y el incremento de la colaboración política, económica y científica.

Por de pronto, Aznar y Lula pactaron constituir sendos grupos de trabajo para aumentar el comercio bilateral y la inversión española en Brasil. España es, tras Estados Unidos, el segundo inversor mundial en Brasil, país no exento de riesgos. Ayer mismo, una delegación española --con directivos de Gas Natural, Aguas de Barcelona, Iberdrola y Telefónica, entre otras firmas-- comunicó a Aznar su preocupación por algunas de las reformas que planea Lula.

MODERACION ECONOMICA

Peticiones aparte, Aznar elogió la moderación económica de Lula frente a las "proclamas populistas" de otros países iberoamericanos. El presidente español también mostró su "simpatía viva" por la aspiración brasileña de ocupar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.