El sainete del PP catalán se representó ayer ante los compromisarios del partido, y nada menos que en su congreso. Al público la obra no le gustó, y casi tiraron palomitas al escenario. Pero donde se vio su descontento fue en la votación. Ganó la que será la nueva presidenta, Alicia Sánchez-Camacho, la candidata oficialista, como estaba previsto, pero lo hizo por los pelos, con 439 votos, el 56,7% del total. Nadie esperaba que Montserrat Nebrera pudiera conseguir un 43,2% de los votos, 335 sufragios. Pero lo hizo.

"¡TORERA, TORERA!" En segundo plano quedó la celebración de Camacho, y una jornada dura para el partido, que quizá por primera vez en su historia vio cómo la militancia no tragaba como siempre con decisiones precocinadas y expresaba en público su protesta. Nebrera salió del plenario a hombros de sus seguidores, entre voces de "¡Torera, torera!". Camacho anunció que será la presidenta de todos e invitó a los nebreristas a integrarse en su junta. Y para salir del paso sobre su ajustadísima victoria, recordó que Zapatero se convirtió en líder del PSOE por solo nueve votos.

Desde primera hora primó el conflicto, algo inhabitual entre los populares catalanes. La protesta apareció al empezar el cónclave, cuando la vicesecretaria nacional Ana Mato elogió a Daniel Sirera y Alberto Fernández por haber renunciado para dar paso a una candidatura "de unidad". Fue nombrar la unidad y empezar los abucheos, los pitos, los gritos de "¡Fuera, fuera!".

Mato tuvo que callar varias veces antes de seguir en el uso de la palabra, un hombre fue desalojado con un rasguño, e incluso había gente llorando. El asunto molestó sobremanera al presidente del congreso, Jorge Fernández Díaz, que pidió "serenidad" y advirtió a los asistentes de que los medios de comunicación estaban presentes y de que "reproducirían" lo que pasaba. No fue lo único que dijo Fernández Díaz. Un micro abierto hizo audible la frase que dedicó a la portavoz en el Parlament, Carina Mejías, sentada a dos asientos de él: "Carina, vota a Alicia, que iremos todos al infierno".

Javier Arenas es, además del padre intelectual de la operación que ha llevado a Camacho a presidir el PPC, un político curtido. Y no estaba dispuesto a que le silbaran. Optó por citar temas de consenso entre la militancia: la defensa del castellano, lo buen presidente que fue Aznar, y recordó a los dos concejales del PPC asesinados por ETA, José Luis Ruiz Casado y Francisco Cano. Acto seguido, anunció que se iba al congreso del PP de Baleares, "tierra hermana y española". Y se fue zumbando.

Las dos candidatas hicieron encendidos discursos para pedir el voto. Nebrera dijo que se había presentado por la dignidad del PPC. Camacho dedicó su intervención a atacar los argumentos de Nebrera y negó que Aznar sea un jarrón chino, como Nebrera dijo tiempo atrás. Mato miró a Nebrera y se levantó profiriendo: "¡Muy bien!".