Alicia Gámez pudo hablar con sus familiares tan solo unas horas después de ser secuestrada, el pasado 29 de noviembre. Sus captores le permitieron llamar por teléfono al domicilio de sus allegados, aunque se ocuparon de impedir que la comunicación pudiera ser rastreada mediante sofisticados sistemas. El Ministerio de Asuntos Exteriores, que ha dirigido la investigación, y el Centro Nacional de Inteligencia, que la ha desarrollado, intentaron descubrir el punto de origen de la llamada, pero ni siquiera se descubrió desde que país se producía.

Gámez fue la única en poder hablar con sus familiares, de lo que expertos en investigación sobre secuestros deducen que sus captores permitieron que lo hiciera para tranquilizarla y paliar el lógico nerviosismo que vivía.

Además del intento baldío de localizar la llamada, se abordó otra vía para tratar de averiguar dónde se encontraban Gámez, Albert Vilalta y Roque Pascual. Al conocerse que Vilalta llevaba un reloj con GPS, el Cuerpo Nacional de Policía se propuso detectar la señal por satélite. Se intentó durante varios días, hasta llegar a la conclusión de que el GPS del secuestrado tan solo servía para que él conociera su posición, pero no emitía señales que pudieran ser encontradas. Esta fue la única intervención de la policía en el caso.

Aparte de la llamada de Gámez, hubo más pruebas de que los secuestrados estaban en buen estado. Así lo reveló ayer la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, quien, en declaraciones a la cadena SER, explicó que el Gobierno ha recibido "cartas, fotografías" y algún vídeo de los cooperantes secuestrados por Al Qaeda en el Magreb Islámico (AMQI) y que tiene constancia de que recibieron medicamentos que se les había enviado. De la Vega aseguró que no cree que la liberación de Gámez pueda complicar la de Vilalta y Pascual. La vicepresidenta explicó que ambos se encuentran en buen estado físico, aunque, "lógicamente, están nerviosos, preocupados, con ganas de volver pero esperanzados". De la Vega reproducía el relato que la cooperante liberada le había hecho sobre sus compañeros de cautiverio.

ATENCION CONSTANTE Según fuentes de la investigación, las familias de los tres cooperantes catalanes han estado en permanente contacto con el Gobierno, que les facilitó un contacto para comunicarse a cualquier hora. Al margen de ello, y para cuestiones de tipo operativo, cada familia contó con otro interlocutor en nombre del Ejecutivo. Una línea abierta que siguen manteniendo los familiares de Pascual y Vilalta.