Que Pablo Casado tiene una empresa difícil en la presidencia del PP con un Vox crecido es algo que incluso sus enemigos le reconocen. En el año y medio que lleva como líder popular, Casado ha exhibido varias caras ante su electorado y sus (en ocasiones confundidos) compañeros de filas: una agresiva y contundente antes de las elecciones de abril; otra más moderada y de «hombre de Estado» hasta casi los comicios del 10-N; y otra catastrofista durante el debate de investidura.

Estos últimos días ha insistido en el «se rompe España» y ha acusado a Pedro Sánchez de dejar el país en manos de «golpistas» y «terroristas». Pero ayer, el BOE ya publicó el nombramiento de Sánchez y parece que el PP abre una nueva etapa. El líder de los conservadores concedió una entrevista en la COPE para fijar su estrategia y, por lo que se escuchó, no la tiene clara. Sobre todo, porque sorprendieron las apelaciones a la «centralidad» y la «moderación» que hizo en esa radio después de que en el debate más importante del año emitiera, durante tres días, mensajes apocalípticos sobre la unidad y la economía.

En la dirección del PP justifican la volatilidad de los mensajes: están pendientes de Vox y también de las múltiples derivadas de Cataluña por el acuerdo de ERC con el PSOE y los frentes judiciales de los independentistas, incluido Quim Torra. «Habrá que ir midiendo la respuesta. No se puede decir que no vamos a salir a la calle ni podemos tensionar desde el primer día», sostiene un miembro de la cúpula.

DESCONCIERTO / Entre algunos dirigentes consultados por este diario, el desconcierto con Casado es palpable. «En el debate nos pidió que saliéramos a la calle. Nos lo dijeron él y Cayetana [Álvarez de Toledo], y hoy Pablo dice en la COPE que quiere dar ‘la batalla de las ideas’», se quejó un diputado andaluz del PP. Se refería a que la portavoz en el Congreso cree que los españoles deben salir a protestar contra un Ejecutivo que nace con el «estigma de la sedición y el delito».

Otro diputado con responsabilidad en el partido se muestra más comprensivo con la postura de su líder. «Hay que entender el momento emocional que supone un debate de investidura», afirmó para justificar los «excesos verbales» de Casado. El debate, admiten todas las fuentes, está vivo: alentar la crispación o forjar «una alternativa de Estado», señaló. Vox quiere caldear las plazas desde el minuto cero.

Por eso, los ultras han convocado para este mismo domingo protestas frente a todos los ayuntamientos de España, que en este caso ni el Partido Popular ni Ciudadanos apoyarán, porque, aseguraron ayer en un mensaje muy parecido, su intención es «llevar la calle al Parlamento».

Los dirigentes populares debatirán este asunto el próximo lunes cara a cara, en una junta directiva nacional convocada por Casado. Su intención es que los gobiernos que gestiona el partido, como el de Madrid, Andalucía, Galicia o Murcia, también hagan oposición y «frenen» a Sánchez.