Las urnas esperan hoy, de ocho a de la mañana a ocho de la noche, que los 5.309.767 catalanes con derecho a voto dicten sentencia sobre un texto, el proyecto de reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña, que, contenido aparte, ha sometido a los partidos políticos españoles, y en especial a los catalanes, a una traumática experiencia y les ha llevado a unos niveles de crispación que han alterado la vida política nacional.

El largo proceso de redacción y debate estatutario ha tenido repercusiones en casi todos los niveles: la ruptura del tripartito en Cataluña, la consiguiente pérdida por parte del Gobierno central del apoyo parlamentario de ERC, el acercamiento entre el PSOE y CiU, el distanciamiento creciente entre socialistas y populares en materia territorial y una influencia en los procesos de reforma en otras autonomías.

DISENSIONES INTERNAS Todo ello sin contar la crispación política y mediática generada y las disensiones internas que ha causado, de forma más o menos confesada, en casi todos los partidos: desde los intercambios de opiniones discrepantes en el PSOE con Pasqual Maragall, José Montilla, José Bono y Juan Carlos Rodríguez Ibarra como principales actores, a los que protagonizaron el líder de los conservadores catalanes, Josep Piqué, y la dirección nacional en el seno del PP. Tampoco se libraron, en una u otra medida, CiU, cuyo presidente, Artur Mas, asumió de forma personal un papel decisivo al pactar directamente aspectos fundamentales del texto con José Luis Rodríguez Zapatero, y ERC, que tuvo sus más y sus menos hasta decidir finalmente el sentido de su voto.

La reforma estatutaria catalana ha sido, sin duda, la que más ha marcado la agenda territorial. Y por eso mismo ha supuesto la expresión máxima de las profundas diferencias que separan, e incluso enfrentan, al PSOE y al PP en materia territorial. No en vano, hasta la irrupción en la escena política del alto el fuego de ETA, el Estatuto de Cataluña ha sido el asunto que ha suscitado más y más intensos cruces de declaraciones entre populares y socialistas. Además y, aunque en casi ningún caso se reconozca abiertamente, la catalana ha sido el espejo en el que se han mirado y se miran otras reformas estatutarias en marcha.

Prueba de la importancia que PSOE y PP han dado al Estatuto catalán y a la consulta de hoy --y que evidencia el hecho de que tanto Zapatero como Rajoy se han volcado en la campaña-- es que las cúpulas de ambos partidos seguirán desde sus respectivas sedes nacionales el desarrollo de la jornada. Por parte socialista, el secretario de organización del PSOE, José Blanco, comparecerá en la sede de la calle Ferraz una vez que se conozcan los resultados electorales del referendo. En la sede central del PP, en la calle Génova, la comparecencia para valorar los resultados correrá a cargo del secretario general, Angel Acebes.