Tres meses después de proponer la investigación parlamentaria del 11-M, el PP afronta tensiones internas por el rumbo que ha tomado la iniciativa. La decisión de las demás fuerzas de citar a José María Aznar para que declare ante la comisión investigadora ha desatado un pulso sordo entre el núcleo duro del aznarismo , partidario de la comparecencia del expresidente del Gobierno, y Mariano Rajoy.

El secretario general de los populares aspira a consolidarse como líder del partido en el congreso nacional que se celebrará los días 1, 2 y 3 de octubre en Madrid. Lo que menos desea en esa coyuntura es que su estrategia de oposición se vea marcada por el protagonismo de Aznar. Sin embargo, la citación del expresidente se convirtió en un hecho el miércoles, para satisfacción de los partidos minoritarios y de un sector del PP encabezado por Angel Acebes, que se siente directamente concernido por la gestión de los atentados y la derrota en las elecciones del 14-M.

"CAÑA" El debate interno, por tanto, ya no radica en la conveniencia de que Aznar comparezca o no, sino en el fondo y la forma del discurso que trasladará ante la comisión. Rajoy aboga por una intervención firme, pero sosegada, mientras que los acólitos del expresidente esperan que reparta "caña".

Desde que se creó la comisión del 11-M, Rajoy se empleó a fondo para evitar que la investigación planeara sobre su congreso. Su idea consistía en pasar página e iniciar una nueva etapa de oposición moderada. Pero el ala más dura del partido se empeñó desde el primer momento en que Aznar diera la cara y demostrara que su gestión no perjudicó al partido en las urnas. El propio expresidente instigó esta línea al ofrecerse para declarar ante la comisión.

En un principio, el PSOE jugó a la misma carta que Rajoy. Los socialistas no querían dar alas a Aznar y, mucho menos, que éste dijera la última palabra en la comisión. El PSOE argumentaba que la responsabilidad política del expresidente había quedado zanjada con la derrota electoral. Los partidos minoritarios denunciaron entonces un acuerdo tácito entre el PSOE y Rajoy para cerrar la comisión antes del congreso del PP y sin citar a Aznar.

Pero los socialistas reconsideraron su posición ante las presiones de los grupos minoritarios y de la opinión pública. Y desde el cálculo político de que la comparecencia de Aznar empañará el cónclave de exaltación de Rajoy. En un gesto de cortesía, el PSOE ha impuesto que las comparecencias se reanuden el día 5, dos días después del cierre del congreso del PP. Para Rajoy, sin embargo, ese aplazamiento no constituye un alivio, ya que la información poscongresual quedará sepultada por la intervención de Aznar en la comisión.

LA PISTA ISLAMISTA Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, desveló ayer que el mismo día de los atentados de Madrid obtuvo informaciones, a través de sus contactos con el mundo árabe, que "daban las pistas" de que los autores de la masacre pertenecían a la red "de Bin Laden". En declaraciones a Punto Radio, añadió que había trasladado esa información al actual presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y al entonces director del Centro Nacional de Inteligencia, Jorge Dezcallar.