Consciente al fin de que por la carretera judicial no pilota su propio vehículo, Artur Mas dio ayer un brusco golpe de volante para regresar de nuevo a la sinuosa, pero como mínimo menos impredecible, vía política. El líder de CiU anticipó que a medio plazo presentará una moción de censura con la esperanza de haber logrado, para entonces, convencer a ERC de la necesidad de echar a Pasqual Maragall de la presidencia de la Generalitat.
Deberá recomponer sus nefastas relaciones con ERC, pero también con el PSC. "CiU sabe que con el PSC tendrá que hacer cosas importantes, por lo que no seremos nosotros los que dinamitaremos los puentes de diálogo", afirmó Mas.
En un acto de partido, Mas expuso en público la estrategia que, tras mantener discretos contactos con republicanos y socialistas, ha comenzado a explorar CiU en los últimos días. Pesimista sobre el futuro de la querella que, en contra del criterio de otros dirigentes de la federación, presentó contra Maragall, Mas anunció que CiU "actuará políticamente" para cambiar al president . No citó la expresión "moción de censura", pero quedó claro que se refería a ella cuando, en crítica al PP, dijo: "Si un día CiU actúa en el Parlamento catalán a través de mecanismos excepcionales, no será una acción cara a la galería, sino con el propósito de cambiar a un Gobierno y un presidente que no están a la altura". Se ha terminado, pues, la lucha con ERC por el voto nacionalista.
De los republicanos, Mas dijo que "están a tiempo, no digo de corregir inmediatamente la situación, pero sí de tomar conciencia de que en Cataluña puede haber fórmulas alternativas a la actual, que den calma al país" "Estos son los caminos que tendremos que iniciar".
MARCAR DISTANCIAS El presidente del Parlamento catalán, Ernest Benach (ERC), instó a Maragall a "rectificar y pedir disculpas". En la misma línea de marcar distancias con el PSC, el consejero de Gobernación, Joan Carretero, también de ERC, avisó de que Esquerra dejará el tripartito si no hay nuevo Estatuto catalán y nueva financiación.
