"¿Esa fue la batalla en la que se llevaron a niños a los barcos, no?". Doscientos años después, la gente de Cádiz apenas vincula los nombres de Churruca, Gravina o Valdés con Trafalgar. Para ellos, son simples nombres de calles, mientras que el combate se sigue recordando, sobre todo, porque fueron niños, pícaros y gente del pueblo sin ninguna experiencia, los que combatieron contra los ingleses.

Británicos, franceses y españoles conmemoraron ayer en Cádiz el 200 aniversario de la batalla marítima que dejó 4.857 muertos y 3.000 heridos, "hombres de hierro que lucharon en barcos de madera para defender su patria", explicó el ministro de Defensa, José Bono. Los actos del Gobierno quisieron destacar el papel de Cádiz, la ciudad que, además de aportar marineros, siguió el desastre desde las azoteas y recogió y atendió a los heridos, sin importar su bando.

Contexto diferente

"Es un homenaje a los que cayeron, realizado en una Europa unida, que hubiera sido muy difícil de entender en aquella época, con los países divididos", explicaba el conde André de Villeneuve, descendiente del almirante Pierre Charles de Villeneuve, que al mando del navío Bucentaure comandaba la escuadra hispano-francesa y que tomó la decisión, criticada por los españoles, de salir a la bahía para buscar el combate con la Armada inglesa, liderada por Horacio Nelson.

A falta de un tributo en su país, "donde se sigue viviendo Trafalgar como una gran derrota", Villeuneve se muestra orgulloso de que su pariente sea honrado en estos actos.

La épica del ministro

Junto con el francés, descendientes de Nelson y del español Federico Gravina, nacido en Palermo, colocaron sendas coronas de laurel en el panteón de los Marinos Ilustres. El portaviones Príncipe de Asturias recorrió la ruta seguida por la flota española aquel día, desde el puerto gaditano hasta el lugar de la contienda. También hubo desfiles de militares, entre ellos, una escuadra de gastadores voluntarios, como los que se fajaron en el San Francisco de Asís y el Montañés .

Bono echó mano de la épica para afirmar que el de ayer era "un homenaje a los más grandes, a los que buscaron defender con honor lo que habían jurado defender su bandera", y recordó, quizás como un aviso a los navegantes, que "la única diferencia entre los hombres es de un 0,1%, y ya pueden ir haciendo naciones basándose en un genoma humano diferente". Por si el mensaje no quedaba claro, remachó: "España es una nación tan grande que nunca fue madrastra y sí siempre la madre de muchos pueblos".

Un repique de campanas simultáneo en Cádiz y en Portsmouth, lugar donde se encuentra el HMS Victory , la nave de lord Nelson, marcó la hora exacta del inicio del combate. "No podemos hablar de vencedores ni vencidos", dice Iñigo, descendiente del brigadier Cosme Damián de Churruca, quien, por su valentía y arrojo, se ganó la admiración de sus enemigos.

También los británicos, ganadores al fin y al cabo de la épica batalla naval, conmemoraron la fecha.

El bando vencedor

Trafalgar supone, para ellos, el principio del fin del dominio naval napoleónico y el inicio de su dominio de los mares que se extendería hasta la segunda guerra mundial, ya en el siglo XX. El pistoletazo de salida a los más de 6.000 actos que se celebrarán este fin de semana lo dio ayer la Reina Isabel II, quien encendió, en Portsmouth, la almenara del buque de lord Nelson, muerto en la batalla y héroe nacional.