El hallazgo de diez cuerpos con restos de cal viva presume la existencia de una fosa común que desde el pasado viernes trataba de localizar, en la parte más antigua del cementerio de Nuestra Señora del Carmen, en la ciudad de Valladolid, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH).

El arqueólogo Julio del Olmo dirige las excavaciones que esta mañana ha visitado la concejala de Medio Ambiente, María Sánchez, quien se ha comprometido a gestionar ante el equipo de gobierno (PSOE y VTLP), la concesión de un nuevo permiso de excavación así como la cesión de empleados municipales y maquinaria adecuada.

La ARMH busca desde el pasado viernes, en una zona de doce metros cuadrados, los restos de una fosa común donde se encontrarían parte del millar de represaliados del franquismo durante la Guerra Civil y años subsiguientes en la ciudad de Valladolid, en torno aun millar aunque ninguna familia ha solicitado la identificación.

La ausencia de documentación hace imposible esa labor de identificación, así como la constatación de que esa fosa fue objeto de mondas sucesivas, una vez finalizada la guerra, para aprovechar la zona como nuevo lugar de enterramiento legal, por lo que los huesos exhumados entonces pasaron a un osario.

No obstante, según explica Del Olmo a través de una nota informativa difundida por el Ayuntamiento de Valladolid, en estos tres días han aparecido diez cuerpos "cuya localización y disposición hace sospechar que son más los represaliados que fueron arrojados a esa fosa común", abierta gracias a una autorización municipal concedida el pasado enero.

La concejala de Medio Ambiente, María Sánchez, se ha comprometido a pedir al equipo de gobierno su implicación en los trabajos para ayudar a ampliar la zona descubierta, otros cincuenta metros más.

La cata efectuada por la ARMH se ha centrado en un espacio de tierra, rodeado de panteones, donde la transmisión oral había señalado la existencia de cuatro represaliados procedentes del municipio vallisoletano de Villacid de Campos.

Sus familiares han presenciado las excavaciones así como miembros de una familia de Navarra que buscaba el lugar donde está enterrado su abuelo, Asterio Santiago, originario de Olmedo y víctima de un Consejo de guerra celebrado en septiembre de 1936, según las mismas fuentes.