El Gobierno de España selló ayer con el de Marruecos un acuerdo de cooperación financiera de 520 millones para financiar proyectos de empresas españolas en el país magrebí. El monto, para distribuir entre el 2009 y el 2011, es el mayor firmado con ningún otro país, según destacó José Luis Rodríguez Zapatero al finalizar la novena reunión de alto nivel (RAN) celebrada con el Ejecutivo de Rabat.

Los dos países acordaron que con este dinero se dará prioridad a proyectos vinculados con las energías renovables, el agua, el medio ambiente, las infraestructuras y las telecomunicaciones. Este pacto dobla la suma del anterior acuerdo de cooperación financiera, que estaba dotado de 250 millones de euros.

La cumbre bilateral, a la que asistieron nueve ministros marroquís, sirvió para zanjar la última crisis vivida por los dos países debido a la visita de los Reyes a Ceuta y Melilla en noviembre del 2007 y demostrar, en palabras de Zapatero, "el momento dulce" de la relación entre ambos ejecutivos. El presidente español agradeció a Marruecos su apoyo en la designación de Barcelona como sede para la Unión por el Mediterráneo y subrayó la "clara reducción de la presión migratoria clandestina" gracias, dijo a la colaboración de Rabat.

TEMA TABU En su encuentro, Zapatero y el primer ministro marroquí, Abás El Fasi, abordaron el contencioso del Sahara Occidental, un conflicto en el que el mandatario español volvió a apostar por un "acuerdo entre las partes". Zapatero dio el año pasado su apoyo al plan de autonomía ofrecido por Rabat, un aplauso que propició las críticas del Polisario, que aspira a una negociación que incluyan la convocatoria de un referendo de autodeterminación.

Cuando salió este asunto en la rueda de prensa, El Fasi insistió en que su Ejecutivo está dispuesto a dar un amplio autogobierno a la región para lograr un acuerdo que sea aceptado por Argelia, valedor del pueblo saharaui. El primer ministro elevó el tono e inició una diatriba contra su enemigo histórico, al que acusó de tener a "una minoría secuestrada" en los campamentos de refugiados, críticas que llegaron a incomodar al presidente del Gobierno por la buena relación que España intenta mantener con Argelia, dado que se trata de uno de los principales suministradores de gas.