El Gobierno mantuvo ayer su actitud benevolente con el régimen cubano y evitó que el veto a entrar en la isla que ha sufrido el eurodiputado del PSOE Luis Yáñez-Barnuevo se convirtiera en la primera crisis diplomática del año. Tras llamarlo a consultas, el Ejecutivo escuchó las explicaciones del embajador de Cuba, Alejandro González. Según fuentes del Ministerio de Exteriores, el diplomático dijo que los agentes se limitaron a aplicar las "leyes internas", y que el viaje no era "inocente".

El ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, defensor de la apertura del diálogo con la isla, explicó en un acto con los corresponsales extranjeros que las autoridades cubanas han cometido un "error" al rechazar a Yáñez, pero descartó que este incidente deba suponer una interrupción en el proceso abierto con Cuba en marzo del 2007.

LOS ESPIAS DEL CNI "Se ha abierto un capítulo de diálogo con Cuba y es normal que en periodos de transición haya altibajos", explicó Moratinos. Lo que no dijo el ministro es qué considera él como los altos de esta estrategia, ya que el año pasado las autoridades expulsaron a los agentes del Centro Nacional de Inteligencia porque, en su opinión, estaban consiguiendo información de miembros del Gobierno que acabaron expulsados en una de las últimas purgas. Mientras, en las cárceles siguen más de 200 presos políticos.

Yáñez, portavoz en la Asamblea Parlamentaria Eurolatinoamericana en la Cámara de Estrasburgo, ha mantenido siempre una actitud crítica con el castrismo tanto en los actos públicos como en los artículos que ha publicado en los últimos años. En el 2008, intentó viajar a la isla para participar en una reunión de los socialistas cubanos, y le fue denegado el visado.

La secretaria de Política Internacional del PSOE, Elena Valenciano, tenía previsto realizar un viaje oficial a la isla en las próximas semanas, pero ayer aseguró que se ha aplazado sine die.