Los 82 votos que suman los partidos mayoritarios en el Parlamento valenciano sirvieron ayer para ratificar la reforma del Estatuto tal y como salió de las Cortes españolas. Culmina así la primera de las reformas territoriales puestas en marcha tras la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero. Tras el trámite de ayer, sólo queda pendiente la sanción del Rey y la publicación en el BOE, dado que la reforma no prevé someterse a referendo.

La elaboración del texto valenciano comenzó hace ahora un año por la voluntad expresa del PP y el PSOE de marcar límites a posteriores revisiones estatutarias, sobre todo la catalana. Esta idea estuvo presente en las intervenciones de los diferentes líderes. El presidente, Francisco Camps, insistió en que "la Comunidad Valenciana llega al máximo techo competencial y de capacidad política dentro de la Constitución". Menos tajante, el líder socialista, Joan Ignasi Pla, definió la reforma como "la superación de las frustraciones autonómicas de los valencianos", que "abre las puertas para que en España dejen de haber comunidades de primera y de segunda".

Tanto Camps como Pla defendieron un texto tachado por Esquerra Unida y el nacionalismo de "viejo y superado" por otras reformas.