La euforia con la que los socialistas vascos han arrancado la precampaña electoral contrasta con la preocupación contenida que exhibe el PNV. Por primera vez, la cúpula del PSE confiesa abiertamente que existen "posibilidades reales" de cambio, mientras en las filas nacionalistas lo que temen no es perder el primer puesto, sino que, aun ganando, Juan José Ibarretxe no tenga opciones de retener la presidencia.

El lendakari elude hasta ahora cualquier alusión a pactos postelectorales. "Ya llegará el momento para hablar de gobierno y coaliciones", dijo ayer ante algunos cargos internos. Las encuestas que manejan los peneuvistas cara al 1 de marzo confirman una recuperación del batacazo de las generales, cuando perdieron la condición de primera fuerza de Euskadi en beneficio del PSE.

Aunque algunos sondeos plantean un empate técnico, el PNV cuenta con sacar varios escaños de ventaja al PSE, pero duda de que sus actuales socios de EA y EB mantengan el tirón para retener la mayoría absoluta, aunque sea añadiendo un cuarto aliado, como Aralar. Además, en las dos anteriores legislaturas, Ibarretxe alcanzó la presidencia con el apoyo de la izquierda aberzale, que es más que probable que no pueda concurrir esta vez.

La cúpula del PSE, que baraja dar una sorpresa "espectacular", no está por la labor de respaldar a Ibarretxe como lendakari. Su candidato, Patxi López, pidió ayer una "amplia mayoría" tras constatar que la posibilidad de la alternancia se abre paso "con fuerza imparable".

VICTIMAS CANDIDATAS Por otra parte, a los comicios vascos concurrirán, en las listas de UPD por Guipúzcoa, la madre y la viuda de Joseba Pagazaurtundua, policía asesinado por ETA en Andoain en febrero del 2003. La viuda, Estibaliz Garmendia, ocupará el número siete, y la madre, Pilar Ruiz, cerrará la lista.