El presidente del PP en Galicia, Manuel Fraga, ha logrado forzar una pausa en la crisis del partido al ratificar en su cargo al secretario general del PP gallego, Jesús Palmou. La medida desactiva la amenaza más inminente: la posible dimisión de varios consejeros que entendían que el cese de Palmou era una concesión al "chantaje" del sector rebelde.

Sin embargo, y pese a que el veterano político ha proclamado una "paz octaviana" en el partido, la solución no parece definitiva, pues Fraga reconoce que no puede garantizar la continuidad de Palmou hasta el final de la legislatura.

Pese a todo, Fraga considera cerrado este capítulo que necesitó la intervención del líder del partido, Mariano Rajoy. La reunión de ambos el martes ayudó a "aclarar" las "pequeñas interferencias" en la comunicación "entre Santiago y Ourense o entre Santiago y Madrid", dijo Fraga.