El retorno al Alakrana, gracias a la presión diplomática, de los tres tripulantes que los piratas habían bajado a tierra como medida de presión para cobrar un mayor rescate podría marcar un punto de inflexión en la crisis del secuestro del atunero vasco. El Gobierno español confirmó ayer su intención de insistir en la negociación con Somalia para liberar a los pescadores retenidos por corsarios de ese país en el océano Indico desde hace 37 días. Una alternativa que vivirá hoy mismo su primera concreción con motivo de la reunión que mantendrán el embajador de España en Kenia, Nicolás Martín Cinto, y el primer ministro somalí, Omar Abdirashid Ali Sharmarke.

El encuentro fue anunciado en Sevilla por el ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, que también indicó que las negociaciones con los secuestradores "siguen abiertas". Moratinos aseguró que la vía diplomática continúa siendo "la mejor" manera de solucionar el conflicto, después de que en los últimos días se hayan barajado otras hipotéticas opciones como la intervención militar o el traslado a Kenia de los dos piratas somalís detenidos durante el asalto y encarcelados en España por orden de la Audiencia Nacional.

APOYO DE LOS FAMILIARES Esta última posibilidad responde a la reclamación realizada al respecto por los secuestradores como táctica para aumentar el precio del rescate, y cuenta con el apoyo del armador del barco y las familias de los atuneros.

Moratinos dijo que en la reunión de hoy en Nairobi se "elaborarán algunas actuaciones" que faciliten una salida "con la mayor seguridad posible" de los marineros. El jefe de la diplomacia española insistió en reclamar "calma y tranquilidad", en clara alusión a las críticas de los familiares y el PP, para que el Gobierno pueda seguir trabajando. También insistió en que el objetivo "principal, prioritario y único es garantizar el regreso, sanos y salvos, de los tripulantes". El ministro apeló a la prudencia y la discreción para rehusar dar más detalles de las negociaciones y dijo que aún no han podido establecer contacto con los reembarcados, aunque las autoridades somalís han confirmado que ninguno de ellos está ya en tierra.

PACTAR EL RESCATE La mediación del primer ministro de Somalia, presionado por la comunidad internacional, fue decisiva en la resolución exitosa de la escalada de tensión vivida esta semana tras la decisión de los secuestradores de separar a tres pescadores del resto del grupo y amenazar con entregarlos a las familias de los dos piratas detenidos por el juez Baltasar Garzón. Es por ello que ahora se quiere explotar al máximo esta vía de cara a conseguir que los asaltantes lleguen a un acuerdo con el armador sobre el precio del rescate, tras haber rechazado esta semana una primera entrega por considerarla insuficiente.

La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, corroboró esta estrategia desde Argentina, donde ayer inició un viaje oficial de cuatro días. La ministra de la Presidencia, que coordina las negociaciones, dijo que el peso de estas recaerá a partir de este momento en la embajada española en Kenia. Así se lo trasladó al presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, en una conversación telefónica.

El vicesecretario general de Comunicación del PP, Esteban González Pons, abogó ayer por dejar actuar al Gobierno, pero advirtió de que habrá mucho de qué hablar cuando la crisis acabe. De la misma forma se pronunció el secretario general de CiU y portavoz en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida: "no valoraré la actuación del Gobierno hasta que no estén todos sanos y salvos. Eso no significa que esté de acuerdo con las medidas que está llevando a cabo el Gobierno, pero ahora no es momento de decir nada, sino de sumar y que la situación se acabe cuanto antes".

El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, expresó el compromiso de su partido de apoyar "el trabajo que haya que hacerse con el Gobierno español y las instituciones" para lograr "cuanto antes" la liberación de la tripulación. Reclamó al Gobierno y al Poder Judicial que hagan "lo que esté en su mano".