La segunda ronda de conversaciones entre el ministro del Interior y los portavoces parlamentarios terminó ayer como la primera: todos los grupos, menos el PP, comparten el deseo del Gobierno de suscribir una estrategia unitaria frente a ETA. Con la reunión del pacto por las libertades anunciada pero sin fecha, y tras constatar que la distancia entre PP y Ejecutivo no se ha acortado, el resto de grupos instaron a Alfredo Pérez Rubalcaba a convocar una reunión multipartita para suscribir un nuevo acuerdo antiterrorista. El PP será invitado, y suya será la decisión de sumarse para convertir el pacto en unitario o de excluirse.

Rubalcaba se negó a suscribir por el momento la petición de un foro multipartito, tras constatar que el PP no ve con buenos ojos esa opción. El ministro dejó patente que busca "una unidad sin exclusiones", y confió en que la reunión del pacto anti-ETA despeje el camino para alcanzarla. Por lo pronto, delegaciones del PP y el PSOE se verán la semana que viene para preparar la reunión formal, aún sin fecha.

Los portavoces instaron a presentar un frente democrático sólido que deje claro a ETA que no logrará ninguno de sus objetivos con la violencia. Ese frente también pretende animar a Batasuna a desvincularse de la tutela de los terroristas para integrarse en la vida política legal.

Ssin alusión al diálogo El nuevo documento tomaría elementos de los acuerdos anteriores --Ajuria Enea, de Madrid y resolución parlamentaria del 2005--, pero excluiría la referencia a las condiciones para dialogar con la banda porque "han quedado invalidadas" tras el atentado.

La ausencia de alusiones al diálogo tiene el doble objetivo de presentar una posición de firmeza ante ETA y de facilitar la adhesión del PP. Si opta por "autoexcluirse", servirá para mostrar que antepone sus intereses partidistas a la unidad.