El subteniente de la Guardia Civil Francisco Morcillo Moya, de 63 años, murió ayer a consecuencia de la explosión ocurrida a primera hora de la mañana en el polvorín utilizado para guardar el material de las prácticas de los técnicos en desactivación de explosivos (Tedax) en el colegio de guardias jóvenes de Valdemoro (Madrid).

Algunos compañeros del fallecido (hijo, padre y hermano de guardias civiles) aseguraron que al hombre le sorprendió una cadena de explosiones en el momento en que cogió un extintor e intentó sofocar un incendio inicial. Un portavoz de la Guardia Civil pidió prudencia y señaló que hay que aguardar al resultado de la investigación que debe determinar cómo y por qué se inició el primer incendio que precedió a las explosiones.

Además del subteniente fallecido, otras 12 personas resultaron heridas de diversa consideración, aunque ninguna de gravedad. Durante los primeros minutos tras el incidente, y hasta que se aclararon las causas del mismo, el temor se apoderó de algún responsable del Gobierno ante la posibilidad de un atentado de la banda terrorista ETA.

LECCION DE TRAJE ESPECIAL Durante la tarde de ayer las circunstancias que rodearon al siniestro continuaban siendo contradictorias y poco claras. En estos días se estaba realizando en la academia de Valdemoro un curso de desactivación de explosivos, aunque el mismo interlocutor aseguró que a esa hora no se estaba manipulando ningún material peligroso.

El propio director general de la Policía y la Guardia Civil, Francisco Javier Velázquez, se trasladó al lugar de la explosión y aseguró que el fallecido estaba impartiendo un curso de Tedax a un grupo de alumnos pero en ese momento no tocaba manipular explosivos, sino que les estaba detallando cómo ponerse el traje especial que utilizan los agentes de esta unidad.

El subteniente Morcillo trabajaba en el Servicio de Desactivación de Explosivos desde 1973 y actualmente estaba en la reserva. Su cadáver fue recuperado de entre los escombros por los bomberos tras unas complicadas labores de rescate.

La cadena de explosiones ocurrida en el sótano de la academia provocó el derrumbe del techo y la afectación del edificio, que alberga varios servicios policiales, además de un concurrido bar. La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), por su parte, tras lamentar el suceso, adelantó que pedirá explicaciones sobre las condiciones de seguridad del polvorín.