Ni el Gobierno de Juan José Ibarretxe ni los partidos que lo sustentan --PNV, EA y EB-- están dispuestos a renunciar al final dialogado de la violencia. Ese fue ayer el mensaje coincidente de la portavoz del Ejecutivo, Miren Azkarate, y de los dirigentes del tripartito, que confirmaron su preocupación y rechazo ante la concluyente lectura que Mariano Rajoy realizó de su encuentro con José Luis Rodríguez Zapatero sentenciando que no habrá jamás un diálogo con ETA.

Azkarate se remitió al pacto de Ajuria Enea, firmado en su día por todos los partidos, incluidos PP y PSOE, que en su punto décimo aprueba el diálogo para el fin de la violencia si se acredita la voluntad de ETA de dejar las armas. Y mencionó el acuerdo que en el mismo sentido adoptó el Congreso en mayo del 2005 y que, sin el visto bueno popular, abrió el proceso que condujo a la última tregua de ETA. La portavoz vasca advirtió de que el tripartito no se suma a un "borrón y cuenta nueva" de esos principios si es lo que busca Zapatero.

LA EPOCA DE AZNAR También el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, dejó claro que su partido no se unirá "en ningún caso" a la apuesta por las exclusivas vías policiales y judiciales para acabar con ETA. Urkullu dijo que los peneuvistas no transitarán por un camino que dejaría "en la cuneta" los objetivos de reinserción social y convivencia. El senador del PNV Iñaki Anasagasti dejó constancia en su blog de que el entendimiento entre Rajoy-Zapatero supone una vuelta al "pacto antiterrorista" de Aznar. Y el presidente de EA, Unai Ziarreta, lamentó el "retroceso" socialista, que ha pasado de defender el diálogo a "echarse en brazos" de los mismos principios que defiende el PP.

El portavoz de EB, Mikel Arana, denunció que el acuerdo entre PSOE y PP no busca el final de la violencia, "sino sus propios intereses partidistas". Precisó que el miércoles se hizo visible el "anticipo" de una alianza contra el tripartito vasco.