Pablo Iglesias dice que no concibe que el escándalo del ‘caso Espinar’ se haya filtrado desde Podemos, a pesar de las discrepancias entre las corrientes moradas y a pesar de que las elecciones en la federación de Madrid, que empiezan este fin de semana, determinarán los equilibrios de poder en el aparato estatal. El secretario general salió este jueves a defender a su candidato en esas primarias, Ramón Espinar, porque considera que su comportamiento en la venta de una vivienda protegida fue “ético y de sentido común”, y denunció que existe una conspiración de poderes económicos y mediáticos para debilitar su liderazgo aprovechando el contexto: pugna interna y cónclave para elegir nueva dirección nacional en pocos meses.

En su encendida defensa de Espinar, Iglesias incluyó un revés oblicuo a su número dos, Íñigo Errejón. No llegó a citarle, pero señaló que los poderes fácticos prefieren otro estilo de líder en Podemos y que pertrechan una “injerencia” en las primarias “para que ganen unos y otros no”. La interpretación que hace del ‘caso Espinar’ se encuadra en la estrategia que admiten sus afines: utilizar el escándalo para polarizar la campaña de Madrid en dos ejes dicotómicos. Los rebeldes pablistas acosados por las élites, frente a los errejonistas defendidos por esa casta.

“Hay posiciones de grupos de poder que se posicionan en función de qué ideas y sectores en Podemos les convienen más”, afirmó. “Ya no se ataca a Tania Sánchez, creo que es blanco y en botella”, arremetió, en referencia a la relación personal que mantuvo con la diputada cuando el PP se querelló contra ella. Se da la circunstancia de que Sánchez pertenece a la candidatura de la errejonista Rita Maestre.

Todos los dirigentes estatales afines a Iglesias incidieron al unísono en la “máquina del fango” armada con “falsedades” contra Espinar. El candidato volvió a insistir en que se siente legitimado para continuar y argumentó que “no tener dinero para comprarse una vivienda no es asunto que exija responsabilidades políticas”. El dirigente adquirió un piso, cuando todavía era estudiante y carecía de ingresos, y la vendió con una plusvalía de 30.000 euros.

PP y Ciudadanos salieron al ataque. La presidenta de los populares en Catalunya, Alicia Sánchez Camacho, afirmó que Espinar “es posiblemente más capaz para la actividad inmobiliaria que no para la política” y denunció que los morados han querido dar un “ejemplo de ética” pero han sido “un verdadero fraude”. La portavoz de C’s en elParlament, Inés Arrimadas, aseguró que en su partido no permitirían tener dirigentes “que fueran hijos de padres con tarjetas black”, en referencia al progenitor de Espinar, imputado por laAudiencia Nacional por su etapa como vicepresidente de Caja Madrid.