Las llamadas de Rajoy a dejar de lado el pasado han caído, de momento, en saco roto. Su recomendación de no hacer oposición "con las vísceras", sino "con la cabeza" llegó el pasado mes de abril, pocos días después del vídeo de la FAES, titulado Tras la masacre y en el que se acusaba al PSOE de haber llegado al poder gracias a una "coacción antidemocrática".

En julio, el presidente del PP catalán, Josep Piqué, llamó a "renovar voces" y sugirió que las caras de Angel Acebes y Eduardo Zaplana estaban "demasiado vinculadas al pasado". La desautorización de Rajoy se hizo a través de un duro comunicado en el que calificaba de "sorprendentes y equivocadas" las declaraciones de Piqué y manifestaba su confianza en los dos dirigentes.

Zaplana, en el congreso que el PP valenciano celebró en julio, elogió el coraje de Rajoy "por seguir después de un atentado teledirigido para hacernos perder las elecciones". El propio Rajoy, aunque más moderado, dijo: "El 14-M perdimos y todo el mundo sabe por qué".

La particular visión de Aznar sobre el atentado del 11 de marzo quedó patente en su libro Retratos y perfiles. De Fraga a Bush. En él, el expresidente asegura que el 11-M fue el "punto culminante de una escalada de mentiras y manipulaciones" que encabezó Zapatero para desalojar al PP del poder.