A pesar de que el juez y el fiscal dan credibilidad al relato del testigo protegido que reveló las macabras intenciones de los islamistas detenidos en el Raval y lo avanzado de sus planes, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, aseguró ayer que todavía "existen dudas" sobre sus objetivos concretos y el carácter "inminente" de su actuación.

El ministro aseguró que la operación evitó un atentado de carácter suicida que iba a tener lugar en un "corto" periodo de tiempo, pero aseguró que hay ciertos datos ofrecidos por el testigo "que la investigación no ha podido comprobar".

El ministro se reunió ayer con Joan Saura, tras el alud de críticas que ha recibido el consejero catalán de Interior por asegurar en el Parlamento autonómico que la célula no tenía "objetivos definidos para atentar en Cataluña", en abierta contradicción con lo que el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno plasmó en el auto de prisión contra 10 de los detenidos.

La cuestión es que sobre la intención de los islamistas de cometer un atentado suicida entre el 18 y 20 de enero en los transportes públicos no hay más prueba que el relato del confidente, ya que según Interior no se han hallado explosivos suficientes "que permitan inferir un atentado inminente". Rubalcaba dejó entrever que una de las patas de la investigación se centra en la búsqueda del posible escondite de las bombas.