Idoia López Riaño, la Tigresa, la mujer más sanguinaria en la historia de ETA, también ha dicho adiós a la banda terrorista, renunciado a la violencia y firmado un documento en el que se arrepiente de sus atentados y pide perdón a las familias de los 23 muertos por los que fue condenada a más de 2.000 años de cárcel. Por ello, porque ya no se siente etarra, el Gobierno decidió hace un mes trasladarla de la cárcel granadina de Albolote a Nanclares de Oca (Alava).

Un acercamiento arriesgado que ha provocado el rechazo contundente del PP y de las víctimas. Hace unos días, cuando se supo que el Gobierno había concedido permisos individualizados a varios his- tóricos de ETA y que les permitían salir de la cárcel para trabajar o estudiar, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, aseguró que en Nanclares "no hay presos de ETA". Porque entiende el Gobierno que aquellos que han roto con la banda ya no pueden ser considerados etarras. Rubalcaba insistió el miércoles en que la finalidad de la política penitenciaria es "acabar con el terrorismo".

PRIMER GRADO Y en esa estrategia de premiar a los presos que se desvinculan de la banda está la decisión de autorizar el traslado de la Tigresa. Mantiene su clasificación de presa en primer grado, por lo que solo puede salir dos horas al patio y el resto del día lo pasa recluida.

Ante la noticia, ETA ha hecho, como siempre, oídos sordos, porque la mantiene en su lista de presos. Rubalcaba sabe que cualquier acción que pueda romper la solidez del colectivo de presos es buena. Y la información de esta histórica renunciando a la violencia y pidiendo perdón a las víctimas ayuda, en un momento de debilidad de la banda y con un debate vivo en el seno de la izquierda aberzale sobre la conveniencia de anunciar una rotura con ETA si esta no decide antes abandonar las armas.

La postura de la Tigresa ya la tomó años atrás otro sanguinario, José Luis Urrusolo Sistiaga, compañero en el comando Madrid cuando se cometió uno de los atentados más atroces: el de la plaza de la República Dominicana de Madrid, que costó la vida a 12 guardias civiles. López Riaño fue detenida en 1994 en Francia y extraditada en mayo del 2001.

El PP reaccionó contundente. Jaime Mayor Oreja dijo que el traslado fortalece el proyecto de negociación del Gobierno con ETA, y Soraya Sáez de Santamaría confió en que Rubalcaba comparezca en el Congreso. Aunque la respuesta más airada vino de la presidenta de la asociación de víctimas del terrorismo, Angeles Pedraza, que el miércoles se entrevistó con la responsable de prisiones, Mercedes Gallizo, y esta le ocultó el acercamiento de la Tigresa. "Nos han engañado", aseguró.