José Luis Rodríguez Zapatero rechazó ayer opinar sobre las reformas de los estatutos de autonomía hasta que se debatan en el Congreso. El presidente afirmó, rotundo, que "hay que esperar al momento en que se tengan que tomar las decisiones para hacer valoraciones". Y reforzó la llamada a la prudencia afirmando que "es un tiempo en el que las reformas son útiles a los ciudadanos".

Zapatero corregía así al responsable de organización del PSOE, José Blanco, que el jueves denunció posiciones "maximalistas" y una "pérdida del caudal de ilusión y confianza" en el proceso catalán de reforma, aunque ayer suavizó sus posiciones.

El presidente dijo que apoya una reforma de los estatutos "que sea de todos", ya que supone "un avance del Estado". "Se hará con voluntad de mantener los principios que aceptan la mayoría de los españoles: respeto a la diversidad e igualdad de derechos".

Zapatero se refirió también a la financiación de la sanidad, cuya solución, afirmó, pasa por "sumar esfuerzos", y se remitió a la conferencia de presidentes autonómicos, que se celebrará el 10 de septiembre en el Senado. Anunció que en ese encuentro quiere ofrecer "un gran acuerdo y recursos públicos, especialmente a las autonomías que han soportado un mayor incremento de población".