La primera intervención parlamentaria de Joan Herrera fue en el debate de investidura de José Luis Rodríguez Zapatero. En la última, inquirió sobre la "orientación política" del Gobierno. Entre un momento y otro han pasado 6 años y medio. Ayer, tras su pregunta al Ejecutivo y su despedida del hemiciclo --"ha sido un placer", dijo entre aplausos-- el candidato de ICV-EUiA a la Generalitat catalana rememoró en su despacho las diferencias entre el Ejecutivo socialista de la primera legislatura y el de la segunda y, en especial, qué tiene la vida parlamentaria madrileña, y no la barcelonesa.

"Lo que más me sorprendió al llegar aquí fue lo bestia que es todo --dijo Herrera, cuyo puesto como único diputado ecosocialista lo ocupará ahora Núria Buenaventura--. El ruido ambiente, los golpes en el suelo de madera para jalear a algún orador, el doble tono, el hecho de que un diputado te puede insultar en un debate y cuando todo ha terminado te dice: ´A ver si un día de estos nos tomamos una cervecita´. Al final, claro, te acostumbras, pero la sensación era rara al principio. Ahora me ocurre lo contrario. El pasado mes de julio estuve en el Parlament, durante el debate presupuestario, y lo encontré muy silencioso. En Cataluña es todo mucho más sibilino, aunque al final, igual que en Madrid, te pueden cortar la cabeza", explica el ecosocialista.

DE IPHONE A BLACKBERRY Aunque las encuestas les daban hace un tiempo entre 12 y 13 asientos en el Parlamento catalán, las últimas hablan de solo nueve. En cualquier caso, "será otra cosa", dijo Herrera antes de devolver el Iphone que el Congreso da a los diputados. En el Parlamento catalán dan una Blackberry.